01 | La ciudad de las mesas de autopista

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Estaba sentada en una silla muy incómoda, me dolía la espalda, pero me habían dicho que debía vigilar hasta que se despertara la rubia que dormía plácidamente en la camilla. El reloj sonada mucho.

Tik. Tak. Tik. Tak.

Con ese sonidito de fondo, no sé ni cuándo ni como, pero me dormí. Me desperté por unos gritos y unos golpes en la puerta.

—¡Eh! ¡Oigan! ¡Eh!— La chica rubia se había despertado y estaba aporreando la puerta. —Si sigues dando golpes conseguirás que te castiguen. Hola, soy Virginia Mason, pero dime Ginny, no me gusta Virginia.— Se sobresaltó y se me quedó mirando desconfiada y con miedo. Temblaba como una gelatina y tenía la mirada inquieta, nunca se quedaba quieta en un punto fijo. —Yo no...— Empecé a decir al verla quitarse la vía del suero, siendo interrumpida por la puerta siendo abierta por Dawn y el Doctor Steven.

—Todo va bien, ¿vale?— dijo al entrar Steven. —Deja eso. Suéltalo. Ya.— ordenó Dawn a la rubia al ver cómo esta tenía la aguja de la vía en la mano.  La rubia muerta del miedo la dejó caer sin saber que más hacer, era sensato 2 contra 1 cuando no estás armado era un plan suicida. — Soy el Doctor Steven Edwards, esta es la agente Dawn Learner y ella la aprendiz Virginia Mason, te estuvo cuidando desde que llegaste, ¿cómo te encuentras?— Nos presentó Steven. La verdad es que no me gustaba para nada como le estaban hablando, parecía las películas que veía Dylan en la televisión sobre policías y reclusos.

—¿Dónde estoy?— dijo la rubia paralizada, me dio pena, después le contaría a Andy todo. —En el Hospital Grady Memorial de Atlanta.— le respondió Steven. —Mis hombres te encontraron en la carretera rodeada de podridos.— soltó Dawn, me estaba aguantando mucho, esta mujer me irritaba a más no poder, y encima mentirosa. Me había colado en el mismo coche que atropelló a la rubia y la secuestró, era de noche, pero fue suficiente con la luz de la luna ver a un hombre con una ballesta correr detrás del coche, gritando el nombre de Beth. Supongo que será su nombre.

—¿Recuerdas como te llamas?— Me saco de mis pensamientos la voz de Steven. —Beth.— Respondió la rubia. Bingo, si sirvo para esto.

Ginny 1 - Dylan 0

—El hombre que estaba conmigo, ¿está aquí también?— preguntó Beth. Otro punto más para la dama.

Ginny 2 - Dylan 0

—Estabas sola. De no haberte traído ahora serías uno de ellos. Nos debes una.— dijo Dawn. Mentirosa. Beth estaba muy jodida justo como mi padre, mis hermanos y yo. Nosotros también le debíamos una. Me giré a ver a la rubia con una mirada en la que se podía ver todo lo que yo había sentido el tiempo que he estado aquí y me daba pena en lo que ella se había metido. Estaba igual que yo, jodida.

 Estaba igual que yo, jodida

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The Nights // C. G.Место, где живут истории. Откройте их для себя