34. DOLOR Y ¿ALGO MÁS?

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No había más opción, hoy tenía que hablar con Krist. Era el día perfecto para ello, no podía esperar más, se podían desaparecer por un largo momento del evento y nadie lo notaría; como cada año la recaudación de fondos era más que un evento benéfico, una fiesta donde podían convivir todas las facultades de la universidad. 

Estaba ahí, mirándolo, acechando, esperando el momento para atacar. Krist se veía un poco nervioso, mirando hacia todos lados, buscando quizá la mirada que lo acechaba, ignorante de que su vida estaba por cambiar radicalmente y que todo el mundo como lo conoció se convertiría en un simple recuerdo. En cuanto vio a Mike caminar en dirección opuesta a la banca donde Krist permanecía sentado se acercó.

Su corazón latía cada vez más rápido, cada paso que daba hacia su menor lo ponía aun más nervioso, lo hacía sentir como un completo novato, aunque quizá eso era realmente; pero eso ya no importaba, estaba convencido de algo, no importaba si ese bebé compartía su sangre o no, él quería ser su padre. Quería criarlo y cuidarlo, a él y a Krist, protegerlos de todo y de todos, aunque eso muchas veces lo incluyera a él.


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Llevaba un tiempo sintiendo esa mirada clavada en él, o quizá solo era la paranoia actuando, diez semanas de embarazo. Su bebé parecía estar bien, pero el médico seguía insistiendo en realizar más estudios, al parecer no todo estaba tan bien, pero no contaban con ellos en aquella clínica escondida; y hacerlos en algún otro lugar sería demasiado riesgoso. Antes de las catorce semanas, su padre podría... de solo pensarlo, le producía escalofríos. 

Tenía que aprovechar el tiempo que le quedaba, su plan estaba en marcha. Desde que entró a la secundaria, su padre le abrió una cuenta donde depositaba su mesada, siendo tan sencillos sus gustos, tenía una gran suma de dinero, que estas semanas fue transfiriendo poco a poco a la cuenta que abrió cuando empezó a trabajar como fotógrafo para New y su aplicación. Eso quizá sería suficiente para solventar los gastos de parto y los primeros meses de nacido de su bebé, pero no había un plan para después, quizá trabajaría y terminaría la carrera, después de todo solo le faltaban tres semestres más para ser abogado. No importaba que odiara con todo su corazón aquella profesión, por su bebé él sería capaz de todo. 

Sobre el padre de su bebé, lo evitaba en la medida de lo posible, claro que New y Mike tuvieron mucho que ver ahí. Lo único que no espero, es verlo ahí, no se trataba de alguna alucinación, ahí, parado frente a él estaba Singto Prachaya, no estaba en su mejor momento, pero, eso no le impedía verse tan bien como siempre. 

– Krist, ¿Podemos hablar? – le preguntó su mayor ante su intenso escrutinio – Sé que no quieres hacerlo, pero es necesario.

– No, no creo que tengamos algún pendiente profesor – él sabía que le tenía que decir en algún momento sobre su embarazo, solo que ese no le parecía el momento. 

– Sabes que lo tenemos, y en esta ocasión nada nos detendrá, así que si no me acompañas por las buenas, te llevaré arrastrando si es necesario Krist – amenazó Singto ante su negativa. 

– No creo que deba estar amenazando de esa forma a sus alumnos profesor – Esa voz la conocía, era de Mike, a quien encontró al voltear hacia atrás. – Ten amor, agua de frutas como me pediste – volvió a intervenir Mike, mientras le entregaba el vaso. 

– Es un asunto de suma importancia entre el joven y yo, no creo que terceros como usted estén interesados – reto el mayor.

– Todo que lo tenga que ver con mi novio me interesa, y más si escucho a un profesor tratando de amenazarlo – se defendió Mike

No pudo escuchar más, desde los primeros intercambios entre Mike y Singto comenzó a sentir una opresión en su vientre, su vientre casi plano aún, donde su bebé comenzaba a crecer. De un momento a otro el dolor se volvió más intenso, tanto que lo estaba dejando sin aire, aquel dolor se hacía cada vez más intenso; buscó su teléfono por todos lados, pero este no estaba ahí, necesitaba un doctor, necesitaba a New con él, no era consciente de que aquella discusión seguía desarrollándose a su alrededor, atrayendo más y más la atención de las personas.

Tenía que detenerlos, de pronto, como si las cosas estuvieran pasando en cámara lenta, vio el puño de Mike dirigirse hacia Singto, mientras este esquivaba velozmente aquel puñetazo y respondía con otro; esto solo le llevaría a más problemas, por lo que se levantó a tratar de detenerlos, trato de ignorar el dolor que lo aquejaba, sin embargo, con solo el esfuerzo de ponerse en su propio pie ocasionó que sintiera un escalofrío recorrer su cuerpo entero, paralizandolo al instante, en ese momento se olvidó de lo que ocurría enfrente de él, no podía importarle menos; no cuando notó una sensación cálida muy cerca de su entrepierna, solo basto una mirada para que supiera que las cosas no estarían tan bien como lo había pensado, sangre escurría por sus piernas, mucha sangre. Sus pantalones llenos de sangre fue lo último que vio antes de la nada, mientras que la multitud enardecida que minutos antes estaba apoyando la pelea que se había desarrollado, ahora lo rodeaba a él. 


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Fue en ese mismo instante donde la pelea cesó por completo, Singto y Mike corrieron a recoger el débil cuerpo del joven que ya hacía en el frío suelo. En ese momento las diferencias que tenían no importaban, lo más importante de sus vidas estaba ahí, la razón por la que habían peleado frente a toda la universidad estaba desangrándose mientras ellos luchaban por doblegar al otro. 

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