Capitulo Trece

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Ness tardó unos veinte minutos en despertarse. Además de ser destrozado por Kaiser hace unas noches, él no se siente para nada incómodo está vez.

Kaiser está cocinando, y Alexis permanece en silencio en la puerta de la cocina. Se pregunta cuánto tiempo ha pasado desde que tuvo un día tan tranquilo y cálido como ese.

Michael Kaiser es muy atractivo. Tiene hombros anchos, glúteos bien formados, piernas largas. Las mangas de su camisa le llegan por encima de los codos y el aspecto que tiene al hervir la pasta es muy buena también. Las cejas gruesas son absolutamente masculinas, piensa.

Cuando Kaiser se dio la vuelta y vio a Ness, se sorprendió un poco, pero le sonrió de igual manera:

—¿Acabas de despertar?—Luego se rio. No se dio cuenta de la rudeza en su voz cuando le dijo—: ¿Eres tan inconsciente como para levantarte nada más para comer?

Ness susurró:

—No. Vine a ayudar a limpiar los platos.

Después de unos minutos de silencio y de la extraña mirada de comprensión que Kiaser le dedicó, Ness se aproximó para probar una pequeña cucharadita de la sopa.

—El sabor debe ser más liviano, no tenías que agregar tanta sal. Te da una sensación demasiado fuerte en la lengua.

Después de decir eso, Michael acepta que se siente un poco ridiculizado.

Después de decir eso, Michael acepta que se siente un poco ridiculizado

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Mientras comen, el estado de ánimo de Ness se ve muy estable. Cada platillo se iba terminando y su rostro estaba lleno de sonrisas y pequeñas risas casuales mientras eso pasaba. Sin embargo, solo ingería una pequeña porción de comida de cada plato y Kaiser se jactó de ello casi de inmediato... La sonrisa de Michael se convirtió lentamente en una especie de mueca de disgusto tan fuerte que no pudo llegar a ocultarla más... Pero Ness aún sonreía, y el pequeño hoyuelo se le marcó en la delgada piel de su mejilla izquierda.

—Michael, ¿Por qué te fuiste temprano?

Kaiser no pensó mucho en una respuesta para eso. Tomó su cuenco con la sopa y despegó un par más de palillos para sostener su pasta.

—Comamos más, no pienses en eso. Te prometo que después de terminar con este proyecto definitivamente te acompañaré más seguido en casa.

Ness no movió los palillos. Sus ojos bajaron y barrieron las delgadas manos de Kaiser. Preguntó, agitando un poco su cabeza.

—¿Dónde está tu anillo?

Kaiser se atragantó. No respondió por unos minutos y su corazón le corrió peligrosamente rápido. Repitió inconscientemente la pregunta.

—¿Dónde está ...?

Ese anillo fue un regalo de hace nueve años. Lo recuerda. Él sabe que necesita enviarle un presente de cumpleaños a Ness, pero no le convence del todo darle un libro de pasta dura ni un separador con forma de flor. El tiempo no se detiene, está llegando el día. Siente que tiene el dinero suficiente para comprar los pequeños anillos de plata para pareja que vio en un catálogo de la oficina. Sencillos y lisos, ovalados, incluso el patrón es decente. Elegante. Los adquirió un día antes de que su celular le arrojara la notificación de la celebración. Se mide el anillo en cada uno de sus dedos. Manda a grabarle unas letras sencillas en la parte superior, las manos le están temblando cuando lo mete en una caja y le están temblando cuando se lo da... En el momento en que Michael Kaiser miró a Alexis Ness tomar el anillo, se sintió conmovido y los ojos le comenzaron a llorar.

Sintió que era lo mejor del mundo.

¿Pero cómo fue que lo perdió? Kaiser está un poco avergonzado.

La primera vez que estuvo ebrio fuera de su casa, intoxicado y desconcertado, esa noche y en medio de su delirante travesía... Conoció a otro Ness. El hombre era como el Alexis de 18 años de edad. Su Ness universitario de cabellos magenta y suaves. Sus ojos son claros e inocentes. Cuándo pregunta por él, también lo llama Kaiser, utilizando un tono malcriado.

El anillo se perdió después de esa noche a su lado. Estaba muy borracho como para recordar donde cayó, o si lo vio o si es que acaso se lo dio a él.

Después de usar el anillo durante nueve años, después de algunos meses sin tenerlo en el dedo, Kaiser realmente se sintió incómodo por lo que estaba pasando. Ness no le prestó atención. Después de todo, era como la representación gráfica de que se estaba olvidando de él.

Kaiser pensó en diferentes ocasiones, que podría ir y mandar a personalizar un par de diamantes para Ness esta vez. Pero las fiestas son muchas, el amante le llama seguido y la empresa lo mantuvo tan ocupado que se ha retrasado con eso. Como Ness preguntó de repente, Kaiser no sabía qué hacer. No sabía que decir, olvidó sus excusas y el plan de los diamantes pasó a segundo plano.

Kaiser comenzó a soplarle a sus palillos como para restarle importancia al asunto. Ness entonces dijo. 

—No importa, no era una cosa valiosa... Si se perdió se perdió...

Es como si me hubieras perdido a mí. No dijo la última parte de la oración, se ha acostumbrado a quejarse en silencio. Incluso ahora puede controlar el ardor de sus ojos parpadeando solo un poco. Las lágrimas se mezclan con sus pestañas.

Michael carraspea la garganta, traga saliva y sonríe:

—¿No será que solo olvidé donde lo puse? No lo perdí, seguramente está aquí en la casa. De todos modos, ¿qué te parece si cambiamos a otra joya? Todavía tenemos nuestro vigésimo aniversario para...

—Voy a calentar más agua. - Ness sonrió, puso los palillos sobre la mesa y se levantó mientras se frotaba las manos— Tú sigue comiendo ¿Está bien?

Michael mira la parte posterior de la nuca de He y no se preocupa en ocultar que está frunciendo el ceño nuevamente. Ness antes mostraba emoción, pasión. Incluso cuando estaba enojado, actuaba como si ese no fuera el caso... Ahora los días están vacíos, extraños.

¿Por qué Alexis lo hace sentir extraño?

Michael Kaiser de repente está un poco cansado.

Los Diez Años Que Mas Te Ame(Kainess + kuroness)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora