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— ¿Debería dárselo a-?

— ¡No!

Exclamó antes de que pudiera terminar.

— Estaba sorprendida, pero... si es un adorno común del festival, entonces quiero usarlo.

Con tal respuesta simplemente asentí, para luego intentar dársela.

— Aquel hombre dijo que tú me lo tenías que poner.

Dijo, ocultando ambas manos detrás de su espalda e inclinando un poco la cabeza.

Sin más objeciones (pues en realidad fui iluso al pensar que se lo pondría por su cuenta), acomode cuidadosamente el adorno sobre su cabello.

— ¿Cómo se ve?

Pregunto.

— Es...

*Flashback*

— Joven Duque, joven Duque ¿Cómo se ve?

Preguntaba la pequeña princesa de 10 años mientras irrumpía en la habitación de Phernaldho, presumiendo una tiara que mi madre le había obsequiado por su cumpleaños, con sus grandes ojos rubí resplandecientes y su tierna sonrisa de infante.

Parecía una muñeca.

— Es... simple-

— Sophia, no puedes irrumpir de esa manera en mi habitación cuando tengo visitas.

La reprendió su hermano.

*Fin del flashback*

— Simplemente encantadora.

Respondí mientras acomodaba un mechón de cabello rubio detrás de su oreja.

La otra persona no perdió la sonrisa ni siquiera cuando su cara y orejas se pusieron rojas y permaneció completamente inmóvil por menos de quince segundos.

Luego, soltó una risa boba.

— Ah... ja... ja jajajaja, gra-graci-

Un hombre de la multitud que nos rodeaba perdió el equilibrio y la empujó en mi dirección. De tal manera que su cara quedó enterrada en mi pecho.

'¿Este tipo de cosas... no suelen ser al revés?, Quizá porque es un juego principalmente para chicas.'

— ¡Hey!, ¿¡qué haces estorbando en medio de la calle!?

Gritó aquel hombre, claramente ebrio.

Mi primer instinto fue abrazar a Sophia, para luego alejarla de la otra persona y acto seguido, encarar al segundo.

— ¿¡Crees que-!?

Quien luego de devolverme la mirada, cerró su boca y se fue de mala gana sin causar más alboroto.

Gracias a eso, nos volvimos el centro de atención, así que me ví obligado a llevarme al pequeño cachorro lejos de ahí para que pudiera calmarse.

Apartados de la multitud, tenía la intención de ayudarla a sentarse en una banca, pero se aferró a mí con fuerza. Dejándola hacer lo que quería, traté de bajar la mirada para ver su estado, pero el ligero temblor de su cuerpo me respondió antes de poder verificar.

Imaginar aquella boba, pero adorable sonrisa ser reemplazada por una expresión de llanto, me hizo sentir una especie de pinchazo en el corazón y sin saber exactamente qué hacer, me limite a corresponder el abrazo con una mano, mientras que, con la otra, daba ligeras palmadas en la espalda de la menor.

— Lo lamento Sophia, te prometo que ya todo está bien... Me distraje por un segundo, pero no dejaré que nada malo te pase.

Susurre de tal manera que solo ella pudiera escucharme, esperando pacientemente a que se tranquilizara.

𝐿𝐹𝐶𝐿𝐻𝑆𝐵𝐴𝑄𝑀𝐸𝐿𝑀𝐷𝐿𝑉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora