Aleska Nowak, de Polonia, entra a la cárcel después de asesinar cruelmente a una persona tras ser traicionada por la víctima. Es una persona con problemas a decir verdad, y ella misma se decía "enferma".
Dentro de la cárcel conoce a Saray vargas, q...
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Estaba con una reclusa que se había hecho mi amiga en este pequeño periodo de tiempo, se llama Soledad Núñez más conocida como Sole, me pareció alguien auténtico y muy linda, era como si fuera mi madre.
Mediante la relación de amigas, conocí a Rizos (Estefanía) y a Macarena, la rubia.
—Oye, no la mires así, que se te cae la baba—dijo ella sería mirándome con cierta preocupación.
Mi atención en ese instante la tenía Zulema zahir, que fumaba un cigarrillo en las gradas al lado de Saray.
Sujete mi cigarrillo apagándolo contra la pared mientras me acercaba a Saray, porque me hizo un gesto con la mano para que viniera, despidiéndome de Sole.
Hablé con Saray un rato, mientras que Zulema mantenía la vista en la nada, con su ceño levemente fruncido. Siempre se me había hecho fácil leer los ojos, saber que pensamientos tenían a través de estos pero los de ella eran tan neutros que me hacían dudar.
La noche cayó, después de cenar me encontraba en la celda a punto de ir a dormir.
Mis compañeras de celda hablaban, no le tome mucha importancia, me daba igual.
Las horas pasaban, la oscuridad se apoderó de la cárcel. Intentaba dormir de cualquier forma pero se me complicaba, di 40 vueltas y nada.
—Joder—dije en un susurro levantándome y saliendo de la celda para ir al baño, mientras me dirigía a el baño sentí a alguien seguirme, estuve alerta a cualquier movimiento de esa persa.
Me adentre es los lavabos y me escondí detrás de la puerta para ver de quien se trataba.
Vi una cabellera negra entrando a la sala y dejé salir todo el aire de mis pulmones calmándome.
—Joder Zulemita me darás un susto de muerte algún día—dije saliendo mientras daba un puchero.
Me dirigí a el espejo y ella se posicionó detrás de mi.
—¿Zulemita?—dijo ladeando la cabeza con semblante serio.
Me giré quedando cara a cara.
—Suena bien—dije mientras sonreía.
Ella se acercó con un movimiento rápido quedando aún más cerca, mientras su mano se posicionaba en mi cuello.
—Deja de mirarme con esos ojos—dijo mientras apretaba el agarre, su cara reflejaba superioridad mientras su semblante era serio.
—¿Que ojos?—dije coqueta con una sonrisa. Suena demasiado masoquista pero ¿como resistirse?
Ella frunció el ceño, y se acercó más a mi.
—¿Crees que no se a que estás jugando? Apareces y te robas toda mi atención—dijo mientras apretaba el agarre.
—Cariño, eso deberías cuestionárselo a ti misma—dije mientras sonreía y soltaba una risa con el poco aire que me quedaba.
Soltó el agarre y me miro mal, pero aun no se había alejado.
Junto nuestros labios con un movimiento rápido, al instante un jadeo se escapó de mis labios haciéndola sonreír, el beso era violento y lleno de pasión, nuestros labios se movían al compás. Cuando intente tomar el control de la situación ella me lo negó y junto más nuestras caderas formando una presión y yo sentí escalofríos de pánico y placer. ¿Y si alguien entra? Sus dedos se colocaron en mi cuello mientras ejercía presión separándome de ella.
—Esto no se va a volver a repetir—dijo para después dejarme sola con el mar de emociones y sentimientos que ese beso había provocado en mi.
