Capítulo 1.

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Después del trabajo acostumbro caminar por la zona y aprovecho también para pasear a mi perro

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Después del trabajo acostumbro caminar por la zona y aprovecho también para pasear a mi perro. Me encanta el clima al atardecer; Suele caer lluvia a esta hora, pero hoy esta completamente nublado y lleno de neblina por doquier. Me gusta este momento, ya que la mayoría de los días son realmente estresantes para mi.
Tener que levantarme horas antes de que amanezca para hacer los labores del campo y la granja es desagradable. Digo, es un trabajo honesto, pero de verdad quisiera hacer otra cosa con mi vida.

Mi sueño mas grande es estudiar y conocer la ciudad, pero es difícil conseguirlo. Mis padres, sobre todo mi madre son muy conservadores. Le temen a todo lo que tenga que ver con salir del pueblo, le temen al mundo. Fueron educados para quedarse y vivir de una manera tradicional en el campo, pero no es lo que quiero para mi.

No estoy dispuesta a quedarme en este sitio. Me mantendré fuerte a mis ideales y sueños.

Escuché que alguien se acercaba, era el viejo cascarrabias de mi padre. Él y yo no tenemos una relacion muy buena. Sé sabe desde hace tiempo que siempre ha querido tener un varón, pero llegué a arruinarle la vida por así decirlo.

— Tu madre te busca, Marie. — comentó.

Sin decir una sola palabra, fui directo a la casa para ver que era lo que mi madre necesitaba.

No tarde mucho, y al abrir la puerta pude ver a los señores Hoffman en la sala de estar acompañados de su hijo, Erick. Me sorprendí al verlos bien vestidos. Normalmente la gente de este pueblo suele usar vestidos de campo y pantalones llenos de lodo.

— Cariño que bueno que llegas. — Mi madre me tomó por la espalda. — Ahora regreso, no tardo. — continuó con una pequeña melodía.

Me llevó a prisa hasta la habitación provocando que casi cayera en cada uno de los escalones.

— Cielo, necesito que te des un buen baño y te pongas ese vestido que dejé en la cama.— Señaló, y a los pocos segundos de decir eso cerró la puerta sin darme la oportunidad de preguntar.
Tomé el vestido extrañada y me observé en el espejo junto con el. No suelo usar muchos vestidos por el trabajo, pero me encantan.

No me demoré mucho en la ducha. Así que me puse el vestido y me hice una coleta simple. Algo que me causaba intriga era el por que la presencia de los vecinos.
Mi madre no me avisó que vendrían, y menos con su querido hijo. Ese chico es raro y hablan mucho de él en el pueblo.
Los señores Hoffman eran muy conocidos por aquí por su enorme ganado y cultivos. Estaban muy bien posicionados y no muchos convivían con ellos.

Al llegar a la mesa, todos ya estaban sentados, esperándome. Me sentí demasiado incomoda al recibir todas las miradas de atención. Mi madre con una sonrisa, se acercó orgullosa y me sentó junto a Erick. El chico desprendía un olor que no podía tolerar, ¿era de verdad necesario?

— ¡Bien, la cena esta más que lista! — exclamó mi madre con emoción. Otra cosa que de verdad me sorprendía era el hecho de haber preparado alimentos que creía solo se servían en festividades y ocasiones especiales.
Eran vegetales finamente cortados y bien cocidos, lomo de cerdo y un gran pavo al horno.
Todos se sirvieron, incluyéndome. No tenía idea de que festejaban, pero tenía que aprovechar este festín.
Tomé una pierna de pavo y un poco de puré de papa, pero algo me hizo volver a mi asiento inmediatamente. Erick, el chico raro se encontraba olfateando mi cabello como un vil loco.

— Hueles muy bien, Marie. — dijo sin ninguna gota de pena. Lo decía de lo más normal. ¿Qué diablos le pasaba?

— ¿Okay, gracias? — respondí confundida.

Pasaron las horas y todos parecían alegres a excepción de mi. Desde que llegué a la mesa Erick no ha dejado de acosarme, tocarme sin mi consentimiento y olerme. Trataba de apartarme de él, pero éste se acercaba más y más.
Para relajarme un poco, fui al tocador y cerré la puerta. Humedecí mi rostro un poco, pero en eso noté como alguien trataba de girar la perilla.
Al abrirla, quedé impactada.
Era el raro de Erick.

— ¿A ti que carajos te pasa? — arremetí furiosa. Una cosa es que lo haga frente a mis padres, pero, ¿que me siga y quiera invadir mi privacidad? Eso ya es demasiado.

— Estoy cansada de que me toques con tu asqueroso dedo de salchicha y que olfatees mi cabello como si fueras un animal, ¿qué demonios te pasa? — continué.

Un beso inesperado me hizo escupir y limpiar mi boca. Erick me había besado después de todo lo que le había dicho.
Lo observé confundida y bastante exaltada.

— ¿Que haces! — exclamé.

— Bueno, es que eso es lo que hacen los esposos, ¿no? — Tímidamente tomó mi mano y la acarició de manera extraña. — Besarnos hará que nos acerquemos más.

Jalé mi mano y fui directo a la mesa de invitados. Mi madre al igual que mi padre vieron mi semblante. Los sueños Hoffman también me observaron, confundidos.

— Marie, ¿algún problema? — preguntó mi madre.

— ¡Erick, mamá. Erick es el problema! —exclamé fastidiada. — Ha estado tocándome y hace un par de minutos trato de besarme, cosa que en mi vida quiero hacer.

Los señores Hoffman se miraron extrañados, y mi madre se puso un poco nerviosa.

— No entiendo, ¿eso tiene algo de malo? Al fin y al cabo ustedes se casarán. — mencionó la señora Hoffman con seguridad.

Hola, aquí les traigo un nuevo capítulo.💗
Trataré de traerles tres capítulos por semana, dependiendo el tiempo que tenga en mi trabajo.
Si esta historia tiene apoyo puede que la continúe, gracias por leer.🫶🏻💗

Atrapada con la bestia©️Where stories live. Discover now