➢ 𝟬𝟮.

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Chenle tuvo que tomar un fuerte respiro al apreciarse usando aquel traje que recalcaba lo inevitable que parecía ser el final de su día: el anuncio de su compromiso a todo su pueblo

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Chenle tuvo que tomar un fuerte respiro al apreciarse usando aquel traje que recalcaba lo inevitable que parecía ser el final de su día: el anuncio de su compromiso a todo su pueblo. En sus hombros reposaban unas hombreras de finos hilos de oro y su cabello estaba peinado con unos rulos que resaltaban la fiereza de su mandíbula.

El heredero a la corona mordía su labio inferior, como si de esa manera pudiese reprimir sus ansias de volver llorar mares llenos de desprecio a sus padres y de odio al universo que lo estaba obligando a estar al lado de alguien que su corazón dictaminaba odiar sin siquiera conocer.

Un suave toqueteo en la puerta de su alcoba lo hizo sobresaltar al sacarlo de sus pensamientos, por lo que, de sus labios, solo pudo brotar─. P-puede pasar.

Se reprendió al darse cuenta de su torpe hablar, recordando como su progenitora le gritaba constantemente que un príncipe no puede tartamudear ni dudar de sus palabras, pese a que estuviese errado. Un escalofrío recorrió su espalda al recordar una de las tantas reglas inútiles que tuvo que aprender por parte de los monarcas a través de chillidos y golpes, no obstante, tuvo que recuperar la compostura al ver cómo se adentraba Taeyeon, sonriéndole amablemente hasta que visualizó lo que llevaba en sus manos, haciendo una mueca que no pasó desapercibida por ella.

Polvo cosmético, bálsamos labiales y algo que no pudo divisar con su mirada, pero supo que sería algún otro producto para el rostro.

─Supuse que lloraste gran parte de la tarde y, para que los reyes no se dieran cuenta y te dieran algún ultimátum que seguramente solo haría lamentarte más, traje maquillaje para cubrir el enrojecimiento y también tus ojeritas, sé que no has dormido bien estos días atormentándote. ─sus ojitos no pudieron evitar llenarse de gotitas de agua al ver la evidente preocupación y dulzura que Taeyeon le mostraba, acompañada de una sonrisa llena de amor y sinceridad.

Oh, cómo le hubiese encantado ser su hijo biológico, seguramente la dicha de tenerla como su madre no cabría en su pecho.

─Oh, no, mi Lele, no llores, sabes que destrozas mi alma cuando lo haces, ─pasó sus, ya arrugados y sutilmente callosos, pulgares por debajo de sus orbes limpiando sus lágrimas con delicadeza al dejar las cosas sobre las sábanas de Chenle─, sé no soy la indicada para consolarte, pero nunca dudes que me tendrás cuando lo requieras, te lo prometí esa noche de tormenta y yo no rompo mis juramentos. ─le extendió una mano y lo guió hasta el borde de su cómoda cama, haciendo que se siente, ella imitando la acción a la par, quedando en frente de él.

El príncipe asintió, sintiéndose ligeramente mejor por las palabras de la mayor. Sabía que siempre contaría con su apoyo en cualquier decisión que tomase.

Con una brocha, tomó algo de producto y comenzó a aplicarlo sobre su rostro, asegurándose de no exagerar con la cantidad. Repitió el proceso pero con un polvo algo más rosáceo que el menor reconoció como rubor, solo que lo extendió netamente en sus mejillas y en su nariz, sacándole una carcajada al pasar el pincel sobre ésta, contagiando a Taeyeon, la cual se cubría sus labios con su mano desocupada con el fin de que sus carcajadas no fuesen escuchadas.

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⏰ Last updated: Jul 02, 2023 ⏰

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