III

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Kaoru estaba actuando raro. Hikaru lo advirtió cuando bajaron del reluciente Mercedez. Ahora que lo pensaba mejor, durante el trayecto Kaoru no había hecho ningún comentario y solamente se había limitado a darle la razón en sus planes para nuevas triquiñuelas que podrían gastarle a Tamaki.

-Oye- al aproximarse a él, Hikaru notó que su gemelo se tensaba por la cercanía-. ¿Te sientes mal, Kaoru?

Negando con suavidad, Kaoru se adelantó algunos pasos. Hikaru exhaló y corrió a alcanzarlo en el pasillo de la entrada.

Fue como traspasar una cortina a un mundo desconocido y extraño. Las chicas no pararon de hacerles fotos al verles pasar. Aquello era normal, pero no así los cuchicheos de los chicos que no paraban de susurrarse al señalarlos.

Hikaru dejó de perseguir a su gemelo para poder distinguir el hilo conductor de las conversaciones.

"Pervertidos"

Parpadeó, sorprendido y confundido, pero sobre todo, molesto.

-¡¿Qué sabrán ustedes?...estúpidos!- golpeó una de las taquillas con el pie y caminó furioso hacia el aula 1.A.

Al menos ya intuía la razón del comportamiento de Kaoru.

¿Le habrían molestado cuando no estaban juntos el día anterior?

Y de ser así, ¿Por qué Kaoru no le había dicho nada? ¿Y por qué él no se dio cuenta?

Generalmente se contaban todo. No había secretos entre ellos. Estaban perfectamente sincronizados, tanto en gustos como en pensamientos. Sin embargo esta vez no fue capaz de leerlo, de entenderlo.

Era como si Kaoru hubiera salido del mundo que ellos dos compartían para adentrarse al otro mundo, aquel en que ellos no formaban parte.

-Kaoru- entró al salón precedido por un silencio incómodo a su llegada-. ¿Puedo pasar?- hizo una reverencia al frente cuando su mirada se encontró con la del profesor de matemáticas. Menos mal que era su fuerte o de lo contrario, estaría metido en un lío.

-Adelante, Hikaru- concedió el profesor, volviendo su atención a la pizarra. En menos de cinco minutos, el espacio en blanco se llenó de operaciones.

Hikaru entrelazó las manos sobre su pupitre y buscó a su gemelo con la mirada. Lo encontró dos filas después, ocupando el quinto pupitre.

"Que idiota"

Buscó su peine al costado de la mochila y aguardó a que Kaoru se girará para hacerle la señal. Podía enfadarse todo lo que quisiera, pero las matemáticas se le daban pésimo. Lo mismo que a Hikaru el inglés.

Era por ello que habían ideado una táctica perfecta para intercambiarse durante los exámenes. Justo hoy tocaba el de matemáticas. Lo usual era que Hikaru llenara su propio examen y lo dejara sobre su pupitre, después pedía permiso para ir al baño (Situación que aprovechaba para cambiarse el partido del cabello) mientras Kaoru se levantaba a sacar punta a su lápiz junto al cesto de basura, tras lo cual, cambiaban de lugares a su regreso.

Tan sencillo como eso. Después ya solo Hikaru tenía que volver a llenar el examen de su gemelo y misión cumplida. La operación se repetía en el examen de inglés.

Esta vez Kaoru estaba dejando pasar el tiempo y seguía ignorandolo.

"Voltea. Vamos. Voltea"

Lleno de desesperación al ver al profesor entregando las hojas en blanco del examen, Hikaru recurrió a otra alternativa. Hizo una anotación rápida en un trozo de papel que despues dobló para entregárselo a Haruhi, quien se hallaba a su lado, concentrada en copiar lo de la pizarra.

-Pss. Haruhi.

Cuando ella lo miró, Hikaru le pasó el papelillo doblado de su mano con el nombre de Kaoru adjunto en el dobladillo superior y le hizo una seña discreta de que lo pasara.

Haruhi asintió, solemne. Y Hikaru observó complacido como su mensaje llegaba a su destino.

Lo que no esperó fue que Kaoru se levantaría para arrojar el papel en el cesto de la basura con gesto despreocupado, sin siquiera volverse a mirarlo, dándole a entender que no pensaba participar de la estratagema esta vez.

"¡Grandisimo...!"

Irascible, Hikaru recibió su hoja del examen.

Haruhi no dejaba de observarle con interés desde que la extraña y secreta misiva llegó a sus manos. Parecía querer decirle algo, pero dado que el profesor rondaba cerca, no se animaba.

Hasta que no terminó la hora, Haruhi pudo acercarse a él para interrogarlo.

-¿Pasa algo, Hikaru?

-No me pasa nada. Es ese idiota de Kaoru quien se está portando raro.

-¿Raro?- Haruhi ladeó la cabeza como una ave curiosa.

-Me está ignorando y trata de alejarme. No quiere hacer las cosas que solemos hacer juntos y me esta desquiciando- reconoció, tomando sus cosas del pupitre para guardarlas. Su ceño se contrajo mucho más al ver a Kaoru abandonar la clase sin esperarlo para tomar la merienda-. Maldito sea.

-¿Has intentado disculparte?- preguntó Haruhi, picandose la mejilla con inocencia.

Hikaru pareció encontrar aquello divertido porque una sonrisa se perfiló en sus labios.

-¿De qué hablas, tonta? ¿Por qué iba a disculparme con ese idiota?

Haruhi suspiró, armandose de paciencia para salir del aula junto a él.

-Veamos. Kaoru me comentó que quería omitir la parte del beso en su presentación. Pero igual lo llevaron a cabo...¿Estaba Kaoru de acuerdo?

-No- miró al piso ante la sutil recriminacion-. Pero quería que ganaramos y lo hicimos.

Haruhi se alzó de hombros.

-Es importante escuchar a veces las opiniones de los demás, aunque demos por hecho que los intereses sean los mismos que los nuestros. Quizá a Kaoru no le importaba tanto ganar como tu crees.

Al bajar las escaleras y doblar el primer recodo, llegaron a la cafetería. Hikaru, que había meditado en lo dicho, pensó que tal vez, y solo tal vez, Haruhi estaba en lo cierto. Se había precipitado. Había sido egoísta. Con los demás estaba bien, pero se trataba de Kaoru. Ellos siempre debían estar en buenos términos.

No tenían más de una hora separados y ya lo estaba extrañando.

-Lo haré- decidió al notar la ausencia de Kaoru en el comedor-. Me disculparé en el Host Club y todo será como antes.

-Bien- sonrió Haruhi con calidez, infundiendole ánimos.

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