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PROLOGUE;

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PROLOGUE;

La rubia ignora las palabras de aquel castaño cenizo para empezar a colocarse sus prendas y marcharse de aquel apartamento que conocía a la perfección

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La rubia ignora las palabras de aquel castaño cenizo para empezar a colocarse sus prendas y marcharse de aquel apartamento que conocía a la perfección.

Después de todo, esa era su rutina casi diaria al mudarse a Washington.

Trabajar, salir con sus amigas, y terminar en la cama de Skylan, al menos pocas veces.

Para ese punto ya debería ser algo oficial con él, por supuesto no lo sería; el joven arqueólogo no era Dick Grayson, y no quería que lo fuese, Emilie había tenido suficiente.

Habían pasado dos meses y medio desde que lo vio por última vez, y procuraría mantenerse de esa manera, lo poco que sabía era gracias a Rachel, Gar y Jason, quienes hablaban  con ella casi todos los días por llamado o videollamada.

Los extrañaba, al igual que a Kory, después que Rachel contase todo lo que pasó con Trigon -cosa que Emilie creyó después de haber vivido todo lo "sobrenatural"- la de cabello magenta o princesa tamariana desapareció del radar.

Al menos por un tiempo.

Luego la visto junto a una castaña llamada Donna Troy, quién le agradó desde el primer instante, después de todo las tres parecían compartir algo en común.

Richard Grayson.

Aunque sabía que sus nuevas amigas superpoderosas sabían defenderse solas, eso no le quitaba la angustia de querer asegurarse que las chicas estuviesen bien sus aventuras como justicieras.

—¿Enserio te irás? Creí que cenaríamos esta tarde, Emy—Se queja el chico desde la cama con algo de molestia, no era la primera vez que la rubia se marchaba como si nada.

Llevaban saliendo 2 semanas y al parecer ella no estaba preparar para nada, no la culpaba, aún no se conocían por completo pero solo porque Emilie no quería.

—Lo siento, debo encargarme de algo—Se excusa con pena, y cuando el chico estaba por replicar, el teléfono de la oji azul comienza a sonar—¿Hola?

Silencio.

—¿Hola?—repite confundida, y el chico frente a ella frunce el ceño ante la reacción de la chica después de unos minutos—¿Richard?.

El chico que se encontraba en la cama frunce el ceño al escuchar el nombre y toma  su teléfono se encontraba en la mesa de noche, frunce el ceño al ver la cantidad de mensajes y llamadas perdidas.

Quizás no debería tener su teléfono en silencio.

O quizás, debería empezar a contarle a Emilie lo que realmente ocurría.

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someone to stay; TITANS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora