『 婚禮 』𝑱𝒖𝒏𝒉𝒂𝒐

四

Habia llegado el dia y Junhui se sintió nervioso. Despertó más temprano de lo usual debido a la ansiedad, tal como si fuese un niño que espera su cumpleaños u alguna fecha especial como navidad.

El regalo de bodas habia llegado la noche anterior a sus manos, y luego de asegurarse de que estuviese en perfecto estado, los envolvió y decoró con un papel elegante y una cinta plateada con brillos que habia comprado con anticipación, asegurándose de que se viera bellísimo y perfecto para la ocasión.

Cuando solo hicieron un par de horas para el evento, comenzó a alistarse, dandose su mejor baño y asegurándose de hacer correctamente su rutina de skincare mejor que nunca. Incluso se habia asegurado de llamar a Seungkwan, su maquillista de confianza con anticipación, que a penas le contó que habia sido invitado a una boda, solito se ofreció a arreglarlo cual dios griego.

Cuando el coreano llegó al departamento del chino, se comportó muy energetico y entusiasmado más que nunca por maquillar al mayor. Y Jun sabía que habia tomado la decisión correcta, pues el menor lo maquilló con sutileza para la ocasión, no exageró detalles y se aseguró de que se viese elgante y bien de acuerdo a su traje. Luego que Boo terminó su trabajo, Wen miró su reflejo en el espejo y se sintió como si hubiese estado en su camerino, teniendo que salir de este a interpretar al personaje más galán que habia hecho nunca. Sonrió a gusto con como se veía y agradeció al menor, quien no dejaba de balbucear cosas como lo increiblemente guapo que se veía mientras daba pequeños brincos de la emoción, y antes de irse, le deseó suerte al mayor en la fiesta de bodas.

Cuando estuvo por llegar la hora, solo se subió a su Masserati y condujo hasta la dirección del centro de eventos donde sería la fiesta, con el regalo bien acomodado en los asientos traseros con cuidado para evitar que le sucediera algo. Mientras conducía, el cielo se enrojecía dejando ver un precioso atardecer de primavera, con nubes esponjosas teñidas de colores rosáceos y anaranjados. Y nuevamente, deseó haber sido él quien se casara, porque ser recibido con tal atardecer precioso en una boda, debía ser una señal de que todo marcharía bien. No, más especifico, deseó ser él quien le otorgara el anillo a Minghao, ser él quien lo hubiese guiado al altar.

Suspiró apenado y algo frustrado antes de señalizar para entrar en el lugar donde sería el evento. El lugar era precioso, debia admitirlo, que a pesar de no verse precisamente lujoso, no le quitaba lo estético. Buscó estacionamiento, y al apagar el vehículo, respiró un poco. Quizá buscando fuerzas o valentía para lo que se avecinaba, no sintiendose del todo seguro. Comenzó a replantearse lo que sucedía, aún con una pregunta rondear por su cabeza tal como habia hecho durante estos pocos meses.

¿Por qué?

¿Acaso invitar al ex a la boda no era de mala suerte?

Tragó firme para luego darse un vistazo rápido en el retrovisor, ya no podía arrepentirse. Veía autos llegar y estacionar, gente vestida elegante entrar al edificio y supo que ya no habia ningún chance de poder echarse para atrás. Dio un último suspiro antes de salir del vehículo, para dirigirse a abrir la puerta trasera y sacar el regalo. Una vez cerró la puerta, se armó de valor para caminar hasta la entrada.

En la recepción, entregó su regalo advirtiendo que era algo frágil, para luego entrar por completo al edificio. Decorado en varias partes por rosas blancas y rojas, pequeñas luces tenues y decoraciones blancas, doradas y plateadas. Husmeó con la mirada las mesas de los invitados, viendo detalles de la decoración tal como velas y centros de mesa. Seguramente Minghao fue quien se ocupó de ello, sabía perfectamente el gusto del diseño y la estética por el menor, que era algo obvio debido a lo que habia estudiado en sus años de universidad. Vio el pastel a solo un par de pasos de la mesa de los novios, de unos 5 pisos con obvia decoración nupcial, con pequeñas figuras en forma de los novios en la parte más alta.