Capítulo 4: Primera broma.

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Angelina

Anoche me había dormido tarde por haber estado ordenando las últimas cosas en casa de mi pareja, con quien ya me había reconciliado luego de una larga conversación. Sumando que había tenido que despertarme más temprano de lo usual por la broma que le haría a mi compañero junto a mi jefe, estaba cansada.

Bostecé mientras esperaba a que viniera el ascensor. ¡Me hacían falta unas cuantas tazas de café!

—Buen día.

No me había dado cuenta que habíamos llegado al mismo tiempo.

—Buen día, Samu.

Volví a bostezar.

—¿Noche difícil?

—Algo. Estoy mudándome con Zack y quería terminar todo antes de empezar la semana.

—Ya veo.

—¿Cómo estuvo tu primer finde en esta ciudad?—Le pregunté mientras subíamos por el ascensor.

—Me la pasé con mi familia.

—Que lindo. ¿Cómo está tu hermana?

—Muy bien. Está embarazada.

—¡Qué linda noticia! Me alegro por ella y su marido.

Cuando llegamos al piso que correspondía, Samuel rebeló su broma del día.

—Es mejor empezar con algo tranquilo.—Comentó, mientras sacaba un par de herramientas de su mochila.

Le cambiaríamos de lugar las teclas de su teclado.

—Está bien.

Soltábamos algunas risitas mientras cambiábamos las piezas de lugar. Samuel me trató de despiadada cuando empecé a cambiar las teclas de los signos que estaban a la izquierda de las de letras. ¡Ni siquiera yo sabía esas de memoria! Y Hank era un hombre un poco más mayor que nosotros, así que sospechaba que él tampoco.

—Es una lástima que no estés acá para verlo confundido cuando escriba cualquier cosa.

Su despacho quedaba un poco lejos.

—Vas a tener que contármelo vos.

—Si.—Sonreí con picardía.—Tengo que ir al baño, ¿puedes terminar solo?

—Si, claro.

Abandoné la sala principal, llevando mi mochila. Pasé de largo del baño y fui directamente a la oficina del pelinegro.

Antes de venir al trabajo había visto una bocina entre mis pertenencias, mientras terminaba la mudanza, y había tenido una brillante idea. La coloqué por debajo de su asiento de tal manera que sonara cuando él se sentara. Nunca había hecho una broma en el trabajo y me causaba mucha ilusión, pero no me animaba a hacérsela a otra persona ya que podría meterme en problemas. Pero Samuel también hacía bromas, así que le causaría gracia.

Cuando volví a la sala principal, él seguía jugueteando con el teclado de Hank. Un par de minutos antes de que llegaran todos, él se fue para que no se dieran cuenta de que habíamos llegado los dos temprano y se percataran de que habíamos sido los autores de dicha broma.

Pasaron unos minutos, cuando ya habían llegado casi todos y me llegó un mensaje de su parte.

Samuel jefe
lina, casi me dejás sordo.
yo te invité a hacer bromas para que seamos compis pero veo que elegiste el camino de la violencia.

Le respondí mientras me reía en silencio.

No lo pude evitar.
Si te cuento cómo reacciona Hank estamos a mano

Samuel jefe
ya veremos dijo el ciego.

Luego hablamos dijo el mudo.

Dejé mi celu a un lado cuando Hank entró a la oficina. También tenía que concentrarme en el trabajo. Me llegaron un par de notificaciones de mensajes que suponía que eran de Samuel, pero no me fijé.

—Hola.—Saludé a Zack y Ema, quienes habían llegado al mismo tiempo. Era muy divertido cómo se dedicaban tantas miraditas cargadas de odio.

—Hola, Angie.

—Holis~

(...)

Una vez terminó la jornada, le conté por mensaje a Samuel lo que había sucedido mientras no dejaba de reír. Hank al comienzo estaba muy confundido pero en general se lo había tomado bien y luego de un rato pudo arreglar el teclado. Le ayudé un poco.

bromas y amores dulcesOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz