🎃 Capítulo 3

39 4 0
                                    

—¿A dónde deberíamos ir primero? —pregunté para que todos opinaran y pudiéramos tomar una decisión justa.
—¡Vayamos con Dekapan! —dijeron todos al unísono.

Al oírlos no pude evitar pensar en que todos habían planeado esto desde ayer.

—B-Bien, vayamos...

Quería un tema amplio de conversación, pero ni ellos ni yo éramos capaces de comenzar a hablar. Empezaba a ser incómodo... No nos veíamos todos los días, así que en cada reencuentro hablábamos sin parar, pero por alguna razón, el día de hoy ha sido diferente.

Llegamos a la casa de Dekapan (o quizá es solamente su laboratorio). Osomatsu tocó el timbre e inmediatamente la puerta fue abierta. No pude evitar soltar aire por la nariz al intentar no reírme, pues grande fue mi sorpresa cuando pude ver que Dekapan estaba vestido de sirvienta. «Supongo que ir con un vestido de maid le puede ir bien a muchos», pensé. Para los sextillizos fue muy normal.

Cuando la puerta se abrió un poco más pude ver a Dayon detrás suyo con ropa exactamente igual. «¿Qué demonios? ¡Esto es muy gracioso!»

Cada uno de nosotros tenía una calabaza de plástico en sus manos para ahí acumular los dulces que nos dieran durante la noche.

—Oh, los sextillizos han tocado a nuestra puerta —dijo Dekapan. Me daba la impresión de que éramos los primeros en llegar con él en toda la noche. Se veía lleno de energía.

Dayon le pasaba los dulces para que pudiera dárnoslos.

—Osomatsu, Karamatsu, Choromatsu, Ichi... —No terminó de hablar. Iba de uno en uno, y al llegar hasta mí finalmente se dio cuenta de mi presencia. Se quedó un poco confundido—. ¡Hoe! ¡Pero si eres tú, ____! Hoe, has cambiado mucho desde la última vez que te vi. ¡Por suerte te reconozco!

—Je, je, je. Sí, vine de visita después de tanto tiempo.

—Dayon —soltó Dayon.

—Hoe, hoe. Qué lástima que ya no estás mucho por aquí. Extrañaba verte a ti y a los sextillizos jugando y persiguiéndose mientras gritaban por toda la calle.

Cuando Dekapan hizo mención de aquello bajé la mirada y recordé con nostalgia lo que dijo. Yo también extrañaba hacer esas cosas con ellos. El amor que sentí por los chicos cuando apenas éramos unos niños fue algo que estuvo mucho tiempo calentando mi corazón. Recordarlo fue algo... doloroso. Quizá la unión de aquellos días había cambiado. Ya no nos estábamos llevando tan bien, quizá.

—Es verdad... Pero, bueno —extendí mi calabaza de plástico—, dulce o truco.

Mi pequeña calabaza de plástico fue llenándose de a poco, justo como las calabazas de los chicos. ¡Me dieron bastantes dulces!

—Ichimatsu, Jyushimatsu, Todomatsu —siguió mencionando sus nombres al mismo tiempo que les daba a los chicos—. ¡Por cierto, que buenos disfraces!
—¡Gracias! —contestaron casi todos al mismo tiempo. Ichimatsu fue la excepción, que hizo una reverencia ante el cumplido.
—Lo mismo podemos decir de ti —dijo Osomatsu sarcásticamente.
—¡Gracias! —respondió sin darse cuenta de la burla del otro.

Los chicos se reían entre ellos, burlándose "secretamente". Estuve a punto de reñirles, pero, maldición, ¡de verdad era gracioso!

Al terminar por fin de repartir los dulces nos despedimos y nos fuimos de allí.

—¡Wah! —gritó Osomatsu.
—Oye! —exclamó Karamatsu.
—¿Pero, qué...? —preguntó Ichimatsu a medias con su rostro indiferente pero un poco asustado.
—¡¿Qué?! ¡Esto es injusto! —dijo Todomatsu haciendo una expresión de enojo que me pareció tierna.
—¿E-Eh? ¿Qué pasa? ¡No me miren así! —Dije al darme cuenta de que todos se giraban hacia mí al mismo tiempo, clavándome sus ojos ámbar. De verdad no comprendía la situación.

Un Halloween con los Matsuno [REMAKE] 🎃🕷️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora