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Fourth fue el primero en bajarse de la motocicleta, sintiendo un poco sus piernas temblar.

Gemini se bajó después, y le ayudó a quitarse el casco, para luego el hacer lo mismo con el suyo.

Siendo sinceros, todo estaba bastante oscuro, y había mucho pasto. Fourth se sentía completamente perdido, puesto a que no sabía dónde demonios estaba.

Es decir, confiaba en Gemini más que en nadie, pero no quitaba el hecho de que no sabía dónde estaba parado y sentía algo de miedo.

Sintió cuando el mayor tomó su mano, y la entrelazó con la suya, alzándola y dejando un suave beso ahí.

—Sígueme, es por aquí —le sonrió, antes de empezar a correr.

No había soltado su mano mientras corría. Fourth iba por detrás de él, siendo casi que arrastrado, nunca le había gustado correr.

Pero se sentía vivo corriendo de la mano de Gemini, subiendo una pequeña montaña.

Trataba de no tropezar y caer encima de su novio, o lastimarse él, aunque la mayoría de objetos que habían ahí, eran nomás que pequeñas piedras sueltas.

Sintió a Gemini bajar la velocidad, subiendo un poco más despacio, y cuando llegó con él a su lado, todo se tornó plano.

Y ahí lo observó.

Se podía ver toda la ciudad, todas las luces encendidas de la carretera, y el sonido que hacía cuando el viento tocaba el lugar donde estaban.

Quedó simplemente inmuto a tal vista. Todo era simplemente hermoso, y a su lado, estaba Gem, observándolo con una gran sonrisa.

—¿Qué? ¿Por qué me miras tanto?—lo codeó suavemente. —¿Acaso te gusto?

Asintió. —Me gustas.

El sonrojo no le tardó en aparecer, por supuesto.

A pesar de tener ya meses de salir, Gemini siempre tenía sus sorpresas.

El pelinegro le volvió a tomar la mano. —Ven.

Caminaron un poco más hasta llegar cerca de lo que parecía ser una orilla, donde se podían ver aún mejor.

Había bastante pasto ahí, por lo que Gemini tomó asiento, para después palmear el suelo, indicándole a Fourth que se sentara.

El menor tomó asiento entre las piernas del mayor, reposando su cabeza en su pecho, y Gemini dejando sus brazos alrededor de la cintura del menor, entrelazando sus dedos con los del otro.

—Es muy bonito aquí, Gem —acarició sus manos como pudo. —Gracias por traerme.

—No me agradezcas, simplemente quería llevarte a un lugar donde pudieras distraerte un rato —besó su mejilla.

—¿Cómo encontraste este lugar?

—Uhm —pensó un poco, tratando de recordar. —Venía seguido con Mark cuando queríamos desestresarnos y salir un poco de la rutina.

—Eso tuvo que ser interesante.

—Sí, lo era —asintió. —Después conoció a Ford y se nos hizo más decente.

—¿Y tú no eres decente?

—Sí, pero yo no iba de chico en chico —rió. —Ford le apretó el collar de perro a Mark.

—Por Dios, no digas eso —rió también.

Ah, Mark. Fue el mejor amigo de Gemini desde que tiene su buena memoria.

Se conocieron cuando Gemini se mudó a la ciudad capital, en aquel entonces tenía sólo seis años, y Mark ocho.

Asistieron a la misma escuela, y desde ahí se hicieron inseparables. Eran los mejores amigos hasta ese día.

Heaven | GeminifourthWhere stories live. Discover now