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Gemini se aparcó frente a los jardines de la casa de su novio, quitándose el casco, para después sentir como el otro se bajaba.

Fourth se detuvo frente al pelinegro y le devolvió el casco, con una sonrisa.

—Gracias por el paseo —besó su mejilla tiernamente. —Y por el anillo, en serio.

El pelinegro sonrió, asintiendo. —Ve, entra que ya es bastante tarde.

—¿No te puedes quedar conmigo? —puchereó, haciendo ojitos de perrito. —Por favor, GemGem.

Cómo resistirse. Cómo.

—Bien, pero debo irme por la mañana, tengo que trabajar. —Fourth asintió efusivo con ganas, sonriendo y sintiendo su corazón ir más rápido.

—Puedes dejar la moto en el garaje, en la mañana yo te abriré para que la saques —sonrió.

—Está bien.

—Ve a hacerte del lado de la cochera, iré a abrirte —corrió hasta la puerta de su casa, para abrirle a su novio.

Tenía la serotonina hasta las nubes, y estaba demasiado feliz, dormiría al lado de su chico.

Bueno, las horas que le quedaban, ya que eran cerca de las tres, casi cuatro. Y debía ir a clase por la mañana, y Gemini a su trabajo.

Pero no importaba, ¡iba a finalizar su noche/madrugada con su novio! ¿Qué mejor que eso?

Tenía que hacer el mayor silencio posible para no despertar a su madre, así que con extremo cuidado, introdujo las llaves y se dió paso dentro de su casa.

Cerró la puerta en silencio y se quitó los zapatos en la entrada. Todo estaba saliendo correctamente.

Tomó los zapatos en las manos, y pasó el recibidor, de puntitas. Esperaba que sus medias le ayudaran a no hacer tanto ruido.

Pero cuando pasó por la sala, su madre se le apareció en frente, y como si hubiese visto un fantasma, chilló, dejando caer los zapatos.

—¿Qué son estas horas de llegar, Nattawat Jirochtikul? —se cruzó de brazos.

—Primero, casi te quedas sin tu único hijo —colocó una de sus manos en su pecho. —, segundo, estuve con Gemini.

—Oh, bueno, pero, ¿por qué a las tres de la madrugada? ¿No pudieron haber salido en la mañana?

Rascó su nuca. —Como que sabía que no podía dormir, y vino por mí, y me llevó a ver la ciudad —recogió los zapatos.

—Está bien, pero, aunque sea avisa si es que hay próxima, ¿ok?

—Sí, mamá —le pasó al lado, subiendo las escaleras hacia su cuarto, siendo seguido por ella, también hacia su dormitorio. —Descansa, te quiero.

—Descansa también, hijo. Te amo —Fourth escuchó cómo cerró la puerta.

Se asomó por la ventana, llamando la atención de Gemini, haciéndole señas de que esperara un poco más.

Aprovechó a hacer tiempo a esperar a que su madre se durmiera y no escuchara el sonido del garaje, y se cambió la ropa, volviendo a quedar en sus pijamas.

Y sí, era una camisa de Gemini junto con sus pantalones.

Con cuidado, volvió a abrir la puerta de su cuarto, y con el más posible silencio, se dirigió hasta la cochera, abriéndola.

Heaven | GeminifourthWhere stories live. Discover now