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Jeannette no lo comprendía, ¿por que el emperador la había llamado a su Oficina..? Llegó a la entrada y le pidió a uno de los guardias que la anunciara.
—su Majestad.. —habló una vez entró y luego tomó las telas de su hermoso vestido de tonos pasteles e hizo una reverencia.
—Jeannette..—mencionó con frialdad, un tono que hasta ella misma la hizo sorprenderse y mirarlo con miedo. —¿por que no has venido a verme..?
—B-bueno.. Las celebraciones de año nuevo se acercan, usted debe estar bastante ocupado..—hablo con miedo, ¿estaba molesto con ella? Ella simplemente no quería molestarlo, porque debía de estar bastante ocupado.
—¡Dios mío! ¡Hasta Cecilia viene a verme aún que sea unos minutos! —ella se quedó en silencio por unos segundos, mirándolo apuntó de estallar en llanto.
—¿Cecilia..? P-pero.. Su Majestad.. Y-yo..
—¡es que no puedo parar de compararlas a ambas! —gritó con bastante enojo.
«Esperen.. ¿El nos compara..? ¿Desde cuando su Majestad me ha comparado con otra mujer..? El dijo que ninguna podía compararse a mi.. El.. Me mintió..»
Detrás de sovieshu, estaba Ridick, quien puso uno de sus cuchillos en su cuello y acercándolo casi cortándole este mismo.
Deacon, uno de los guardias de Jeannette, tenia una de las armas cerca de sovieshu y con el seguro fuera.
Jeannette abre los ojos mirandolos a ambos con miedo.
—¡D-dejenlo por favor! —se siente bastante adolorida.
— Retirate y llevatelos contigo.—ordenó Sovieshu y Jeannette asiente
—Ridick, Deacon vámonos por favor.
—esta bien mi lady —dijo el Guardia, soltando el arma— pero trate bien con cuidado a la dama,es su concubina al fin y al cabo —Yendo con ella.
Ridick asiente quitando el cuchillo y poniéndose a su lado.
Finalmente se fueron, Sovieshu suspiro, le había dado mucha hambre.
El emperador hizo sonar una campanita y entró Cecilia con un pastel de chocolate.
—¡Su Majestad! —hablo sonriendole y acercándose.
—¿que te habia dicho yo, Cecilia..? —pregunta el y niega la cabeza. —no quiero verte trabajando.
—pero.. Su Majestad, quiero pagarle de alguna manera.. —Sovieshu la tomó de la cintura y la atrajo hacia ella.
—creo debo volverte mi concubina de verdad, tu eres completamente más dócil que Jeannette.
—¿de verdad..? —ella sonríe bastante. —eso me alegra bastante.
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