Capítulo 2

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Despierto algo cansada y no entiendo por qué, después de ese extraño sueño me volví a quedar dormida pero aún así me siento agotada, como si hubiese corrido un maratón completo, rápidamente me doy una buena ducha con agua fría a ver si así me despierto pero me sigo sintiendo igual de agotada. Miro mi cuerpo blanco y desnido en el espejo y me veo muy agotada, mis labios que normalmente están rosados y carnosos, ahora se ven pálidos ; me observo detalladamente y pues a pesar de todo me siento bien con mi cuerpo, tengo algunas curvas, mis pechos son algo grandes, mi trasero también tiene con que responder, mis piernas son gordas pero cortas, mi cabello castaño es liso y llega hasta mi cintura... Pero aún así mis ojos café se ven apagados y sin vida a pesar de tener enormes pestañas y cejas gruesas. Es como si después de la muerte de mamá, hubiese dejado de tener el mismo brillo que antes.

Ya después de vestirme, me miro nuevamente en el espejo y pues no me gusta lo que veo, una falda gris que me llega cuatro dedos por encima de las rodillas, un saco del mismo color con el escudo del Instituto bordado, una camisa de botones blanca y unos zapatos negros con un pequeño tacón.

¿Acaso no podían escoger unos colores más alegres?―digo más para mí misma que para las chicas.

Ni que lo digas—dice Leyla que ya está lista pero sigue acostada en su cama boca abajo como si estuviese muerta —no se que es mas aburrido ¿el instituto o el uniforme?

Ambos—dice Rebeca, la cual lleva como media hora peinándose frente al espejo— el uniforme debe contrastar con la esencia de este aburrido instituto.

—Tienes razón —dice Leyla mientras se levanta de golpe— pero mejor vámonos ya de una vez, la directora dará su estúpido discurso de todos los años y no quiero faltar.

—¿y desde cuando a ti te importa tanto ir a escuchar los discursos de la directora?— le pregunta Rebeca mientras se voltea y la observa como si tuviese tres cabezas.

—En realidad no me importan, pero no quiero que me hagan lo de el año pasado― Rebeca niega entre risas y yo no entendía a que se referían.

—¿Que sucedió el año pasado?— le pregunto con mucha curiosidad.

Pues resulta que a la señorita aquí presente —dice Rebeca señalando a Leyla — con ambas manos—la dejaron sin comer un día completo por faltar al discurso de bienvenida; y para alguien como ella que come como una MUERTA DE HAMBRE pues te podrás imaginar el infierno que pasó ese día.

—Jamás olvidaré ese día tan trágico— dice Layla mientras recoge su bolso— Así que mejor vámonos de una vez— no decimos nada más así que salimos de la habitación.

Durante la caminata estábamos haciendo algunas bromas y así, hasta llegar al auditorio, nos tocó firmar una asistencia para probar que si fuimos y después nos sentamos en los últimos asientos, primero yo, luego Leyla y por último Rebeca.

—¿Te sientes bien?—me pregunta Rebeca con algo de preocupación.

—Si, te ves como si te hubiesen dado una buena follada anoche, además que hasta estás caminando raro— termina de completar Layla.

—No lo sé, anoche tuve un sueño muy... ¿Erótico?—les digo mientras sonrío un poco nerviosa, no se por que les cuento esto si apenas las conocí ayer, pero son las únicas personas con las que he tenido comunicación aquí — soñé que me daban hasta el cansancio y cuando desperté, estaba tan mojada como si hubiese tenido un orgasmo, además de que me dolía el vientre, estaba y me sentía como si me hubiesen follado con ganas— ambas se dieron una mirada de preocupación, como si supieran de lo que estaba hablando pero cuando les iba a preguntar, llego la directora para dar su discurso

¿Quién es el incubo? Where stories live. Discover now