Capítulo 10: El incidente Mufasa

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Riley vuelve del colegio y deja su mochila en la mesa con fastidio. El papá, que la fue a buscar, deja las llaves del auto en la mesa y hace un gesto para hablarle, pero ella no le da oportunidad, sube las escaleras en silencio y se dispone a encerrarse en su habitación cuando nota que su mamá está en casa.

—¿Mamá? ¿qué estás haciendo en casa? ¿no fuiste a trabajar?

—No me sentía bien, mi vida —le dice la mamá desde la cama.

—¿Estás enferma? —pregunta Riley preocupada.

Su madre le sonríe.

—Estoy bien, hija —dice, para tranquilizarla.

—¿No me estás mintiendo? El día de la final te vi en las gradas, no te veías tan bien.

—¿Cuándo creciste tan de golpe? —se pregunta la mamá mirándola con ternura.

—No quiero que estés enferma.

—Riley, querida —dice el papá desde la puerta— ¿Por qué no dejamos a mamá descansar un rato y vamos a dar una vuelta?

—Reunión de urgencia —anuncia Miedo.

—¿Ahora qué pasa? —se queja Desagrado.

—Mamá está enferma —dice Miedo con seriedad.

—Ya lo sé, genio. Lo acaba de decir.

—Ira, ayúdame —le pide Miedo.

Ira se acerca con una pila de cajas de DVDs. Las apoya ruidosamente sobre la mesa y empieza:

—Aquí está gran parte del conocimiento que tiene Riley sobre la vida.

—¿Películas?

—Si —dice Ira orgulloso—, películas. Gracias a ellas, Riley ha podido enfrentar la idea de pérdida, pero nada la preparó para la enfermedad.

—No te sigo —dice Desagrado impaciente.

—Mira esto —explica Ira de manera ilustrativa—, ¿El Rey León? Pum, bye bye Mufasa —y apoya la película sobre la mesa—, ¿Bambi? Chau, mami —y pone la película encima de la anterior—, ¿Buscando a Nemo? Hasta la vista babies —y continúa apilando películas sobre la mesa—. Blancanieves, la bella durmiente, cenicienta. Y podría seguir por horas... Todos se van, nadie se enferma.

—¿Qué le pasa a esa gente? —se pregunta Tristeza con genuino dolor.

—Ninguna de esas películas nos preparan para la enfermedad o la fragilidad —dictamina Miedo—. Riley no está lista para aceptar aquello que le esté pasando a mamá.

—Entonces, ¿qué hacemos? —pregunta Tristeza.

—Déjenlo en mis manos —dice Miedo con convicción.

—Pero, ¿qué hay de Alegría? —pregunta tristeza—. Ella también está enferma.

—Tendremos que seguir sin ella —dice Miedo de manera cortante—, no será la primera vez. No será la última vez. A partir de ahora, todo lo que haga Riley pasara por mi supervisión.

Se suceden distintas escenas: en una de ellas, suena el celular de Riley, es Jordan. Desagrado se dispone a contestar, pero Miedo la frena. En lugar de ese botón, pone un papel de prohibido tocar. En otra escena, Riley mira su palo de Hockey, dispuesta a salir a practicar para distraerse. Tristeza mira a Miedo, pero él niega con la cabeza. Pone otro papel sobre ese botón. Riley se dispone a salir de la habitación, pero antes de tocar el picaporte, Miedo lo evita. Riley, finalmente se queda hecha un ovillo en la cama. Miedo ahora es enorme, todo el panel de control está cubierto de papeles. Ira traza un círculo de fuego alrededor de Miedo. Tristeza y Desagrado se quedan en un rincón, junto a Alegría, que no atina a enfrentar a Miedo. 

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