Capítulo 29 Aceptación

158 15 0
                                    

En la oficina de Nezu estaban reunidos Aizawa, Inko Midoriya, Mitsuki Bakugou, Rei Himura – con ayuda de Fuyumi y Natsuo se divorció de Endeavor hacía unas escasas semanas –, Dabi, la madre de Uraraka y el padre de Momo. El director estaba sentado sobre su mesa.

— ¿Por qué nos ha hecho llamar director?

— ¿Sucedió algo con mi hija?

Nezu suspiró antes de decir que sí, que debido a ciertas circunstancias sus hijos habían sido trasladados a una nueva institución.

— ¿Eso incluye al mocoso y a Izuku? Pero si están muertos, es por culpa de ese villano.

— Señora Bakugou, sus hijos junto al joven Himura no están muertos, fueron salvados a tiempo por unos familiares bastante peculiares.

Rei, al escuchar su apellido, abrió los ojos sorprendida antes de empezar a sollozar. Dabi se acercó a su madre y la abrazó. Shoto estaba vivo, se había ido al mundo al que él pertenecía.

— ¿Él está bien? — miró a Dabi quién asintió.

— ¿Qué tiene que ver todo esto con mi hija, director? — El padre de la pelinegra volvió a hablar. — ¿Dónde la han mandado?

— Aizawa, llámalos, por favor, nosotros enseguida vamos.

El pelinegro salió del despacho y se marchó de ahí, dejando a los familiares – menos a Rei y Dabi – confundidos.

— ¿Shoto-kun está feliz ahí? — preguntó la peliblanca.

— ¿A qué te refieres Rei? — Mitsuki la miró mientras abrazaba a Inko, quien lloraba de felicidad por saber que su hijo estaba vivo.

— Lo está mamá — Dabi contestó, — no lo había visto sonreír como lo hace desde que supo la verdad.

— ¡¿Alguien puede hablar con claridad?! — exclamó la madre de la castaña — ¡Han enviado a nuestros hijos a quién sabe donde sin nuestro permiso!

— No lo necesitaban, señora Uraraka — Rei, con su voz calmada, trató de hacerla entrar en razón. — Era necesario y urgente que ellos se fueran, allí están a salvo y con gente como ellos.

— ¿Y aquí no? — intervino el padre de Momo — Todos tienen peculiaridades, no veo la diferencia.

— Enseguida sabrán a lo que mi madre se refiere — Dabi decidió zanjar la discusión. — Supongo que Aizawa-san ya habrá logrado contactar con ellos.

El director saltó de su mesa y comenzó a caminar hacia fuera del edificio principal hacia los dormitorios de la clase 2A.

Los familiares, a excepción de Dabi y Rei, se quedaron paralizados al ver que, en una especie de pantalla hecha con agua, se proyectaba la imagen de una chica castaña junto a una pelinegra, mientras que, de fondo, tres chicos peleaban con otros tr...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los familiares, a excepción de Dabi y Rei, se quedaron paralizados al ver que, en una especie de pantalla hecha con agua, se proyectaba la imagen de una chica castaña junto a una pelinegra, mientras que, de fondo, tres chicos peleaban con otros tres con espadas.

— ¿Mamá?

— ¡Ochaco Uraraka, ¿se puede saber donde estás jovencita?!

— En Long Island — la chica no sonaba muy convencida.

— ¡Eso está en Estados Unidos! — exclamó el padre de Momo — ¿Qué hacéis ahí?

— Entrenar nuestros poderes — uno de los chicos que antes estaba peleando se acercó — Hola mamá, Dabi.

— Shoto, querido, me alegra ver que estás bien.

— Lo mismo digo — se giró hacia los otros dos — ¡Eh, que estamos hablando con alguien que os gustará ver!

Aquellos chicos guardaron sus espadas en sus fundas y se acercaron. Inko dio un chillido al reconocer aquellos ojos verdes. Mitsuki abrió los ojos como platos, reconocería aquel pelo revuelto en punta aunque estuviera teñido.

— ¡¿Izuku?!

— Hola mamá, tía Mitsuki...

—¡¿Se puede saber qué hacéis en Estados Unidos?!

— Como ha dicho el trueno caliente — Shoto rodó los ojos por el nuevo apodo que le ha dado el rubio — entrenar nuestros poderes.

— ¿Y la UA qué? — Mitsuki parecía confundida — Siempre quisisteis entrar.

— Claro que eso es cierto, pero para nosotros es más seguro estar en el Campamento Mestizo tía Mitsuki.

En cuanto mencionaron esas dos palabras, Inko se llevó las manos a la boca sorprendida. Acababa de recordar cuando su marido dijo que había un sitio en el que, en un futuro, su hijo debía ir y que se llamaba Campamento Mestizo. También recordó su apariencia, la cual había olvidado. 

Un hombre de cabello negro y piel pálida, siempre vestido de negro. Se presentó con el nombre de Hisashi. Nunca le dijo su apellido. No fue hasta que Izuku nació que le dijo que debía marcharse por seguridad de ambos. Como último regalo le dijo su nombre real, el cual había olvidado: Hades.

— Tu padre...

— Sí, mamá, papá no te mintió, — sonrió él — es el mismisimo Hades.

— El campamento es para hijos de dioses, por eso él insistió tanto en que debías irte.

— Inko, ¿de qué hablas?

Katsuki suspiró antes de explicarle a su madre que él era hijo de Hefesto, que él nunca tuvo el valor de revelarle la verdad porque cuando lo hace, algo malo les sucede a los mortales con los que estaba.

La madre de Uraraka y el padre de Momo se miraron. Si sus hijas se encontraban con aquellos chicos ahí, significaba que ellas también lo eran. Suspiraron y vieron hacia la pantalla. Ellas sonreían. Parecían felices en ese lugar y, por lo que había dicho aquella mujer de pelo blanco, era lo mejor para ellas.

— Momo, — ella miró a su padre — ¿quién es tu madre? ¿Cuál de las diosas es?

— Soy hija de Hebe y prima de este cabeza hueca — abrazó a Katsuki. Mitski esperaba que su hijo explotara, pero, sin embargo, correspondió al abrazo.

— Y yo soy hija de Iris — aseguró la castaña. — Y antes de que digas algo mamá, los dioses pueden adaptar cualquier forma, si no que se lo pregunten al padre de Shoto — rio ella y el peliblanco le dio una colleja.

— Cállate Ocha, bastante tengo ya con saber que él se ha cogido a todo quisqui*.

Rei rio y Shoto sonrió al igual que Dabi. Hacía mucho que no la escuchaban reír.

— Rei, ¿tú sabías todo esto?

— Desde siempre, Zeus me ayudó en la peor época que pasé. De ella, nació Shoto. Enji me obligó a ponerle su apellido cuando se enteró de que Shoto venía en camino. Él iba a deshacerse de él cuando nació, pero gracias a Hestia no lo hizo.

—¡¿Qué?!

— ¿Tu tía no te contó esta parte de la historia? — Shoto negó, al igual que Dabi, pues él no recordaba que su padre no quisiera a Shoto, siempre lo estuvo entrenando — Pues sí, si no hubiera sido por Hestia, que te bendeció cuando naciste, dándote poderes de fuego, no habrías sobrevivido.

Dabi seguía sin poder creer que su padre estuvo a punto de matar a su medio hermano solo por eso. Con más ganas estaba ahora de matarlo y quemar su agencia. 




* Todo quisqui  = Todo el mundo.

Hijos de DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora