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Entre los murmullos que cantan al mar

una belleza idílica

una mariposa azul es,

enredada con hilos que desconocía

yace adormecida


Habían estado riendo hasta que Felix tuvo que jadear para respirar apropiadamente, antes de volver a caer en otra ronda de risas desenfrenada.

En tardes como esta, Chan siente que todo es perfecto, piensa en que cuando nazca el bebé le propondrá matrimonio a Felix, con un hermoso anillo que se pose con orgullo en su dedo anular; y al fin podrá morderlo como se corresponde.

Le dará la familia que se merece.

Será el alfa que el omega maravilloso de Felix merece.

Él mira frente a él, con la taza de helado a medio comer.

De repente, Felix abruptamente deja de reír y se queja. La cuchara se desliza de su mano emitiendo un horrible ruido contra la mesa.

Chan se sienta derecho, el ruido de la cafetería desapareciendo abruptamente.

—¿Qué pasa? —Pregunta cuando el rostro se arruga.

—Nada, creo que comí muy rápido el helado, comenzó a dolerme el vientre.

Chan está de pie acercándose, viendo que acuna su vientre, su mano sobreprotectora sobre el pequeño bulto, si fuese otro momento como el que a veces a pescado a Felix acariciando su vientre y mirando con adoración su abdomen, en la privacidad del silencio, creyéndose solo, y Chan se siente avergonzado como si estuviese rompiendo algo.

Pero no ahora, cuando saltan todas las alarmas.

Y ve los ojos húmedos de Felix.

—Vamos, te llevaré al médico inmediatamente.

Pero Felix se resiste.

—Chris... no, es innecesario.

—¿Cómo? ¿Por qué sería innecesario?

—Es un ligero calambre nada más.

—Pero sientes dolor.

Felix tercamente mantiene su mirada fija en el alfa y no se mueve cuando Chan trata de tirar de él.

—No. Chris, probablemente solo es por el helado, estuve comiendo mucho y muy rápido me dio un pequeño calambre por reírme mucho.

Chan aun inseguro se para a su lado.

—Por favor —suplica Felix con sus grandes ojos —no tenemos muchas oportunidades para salir así, solos tú y yo.

Y Felix ya no tiene ese gesto de dolor que lo angustió.

—No convirtamos este bonito momento en algo bochornoso.

Sus ojos brillan cuando suplica enmarcado por los mechones rubios.

—Tu salud no es algo bochornoso para mí —replica con intensidad.

—Chris no hagamos una escena, por favor...

El omega tiene un gesto de tristeza, y sus dedos se aferran a la mano que Chan mantuvo cerca.

—No quiero que nuestros planes cambien por esto —suplica mientras los ojos de Felix están más húmedos como si estuviese a punto de derramarse las estrellas en una interminable lluvia.

Chan se derrite.

Suspira.

—Bien, bebé, pero quiero que sepas que solo quería asegurarme que estabas bien.

—Estoy bien —murmura dejando a la vista sus amplios ojos claros.

Felix sonríe suave y dulce como si nada hubiera pasado y su aroma repica en su piel, floreciendo el rico olor lechoso. Con las semanas, lo único que ha hecho es intensificarse mezclándose con su aroma natural.

Y Chan se inclina un poco más.

—Lo sé, —sonríe coquetamente.

Chan solo es un pobre alfa, se inclina, siente el aliento caliente contra su labio y luego la boca de Felix, el omega aprieta su rodilla y gime bajito cuando Chan lame su lengua.

Y realmente quiere comérselo ahí mismo.

Pero luego recuerda que están en una cafetería en el centro de la ciudad, se separa dejando un último beso en la punta de la nariz, y Felix ríe encantado.

La cafetería no está llena, pero de todos modos se ganan un par de miradas ante la intensidad del aroma de Felix que se eleva y se mezcla con todo lo demás.

Es mío, quiere gruñir a todo quien se queda mirando a su omega.

El omega no ha usado un parche desde que reveló su embarazo, tampoco es obligatorio que use uno en su estado.

Así que le importa mierda que todos miren.

Se sienta más cerca del omega, tomando su mano sobre la mesa y con una conversación que salta de un lado a otro arrancando carcajadas de ambos, con los ojos sobre el otro, ese brillo esa emoción encendida y consumiéndolo.

Y Chan se asfixia un poco cuando Felix se ríe libre y hermoso con un bonito sonrojo y los ojos cerrados, él lo quiere tanto.

Lo ayuda a levantarse, cuando termina tercamente su helado y su porción de fruta picada, su mirada rápidamente se siente atraída por como luce, la camiseta oscura le entalla hermosamente, y su vientre hinchado solo lo quiere hacer ronronear, ahora necesita ambas manos para cubrirlo por completo.

—Precioso —deposita un beso sonoro en su peca favorita haciendo reír como campanas que resuenan en su corazón.

Se aleja para pagar y por un momento le parece percibir que Felix se estremece con una mueca de dolor, pero cuando lo mira nuevamente Felix niega con una dulce sonrisa y sale de la cafetería con dirección al estacionamiento.


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Ah!

Solo un poquito de cotidianidad por aquí.

Y realmente no sabía que reírte tanto te podría producir como un calambre xd

Gracias por leer

Las flores más hermosas nacen en invierno [Chanlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora