Suficiente

913 152 15
                                    

Lewis no podía dar crédito a sus ojos.

Sus labios se estiraron inconscientemente en una sonrisa. La realidad aún no lo había golpeado pero él ya sonreía. Era inevitable. Lo miró con cuidado. Al verdadero Checo. El que conducía un auto deportivo y usaba ropa cara. Se sintió repentinamente pequeño e insignificante. A pesar de la alegría, hubo un montón de dudas que lo asaltaron. Había tenido razón al pensar que no podría haber nada entre ellos. La diferencia era abismal.

¿Pero entonces porque su mente no tenía la fuerza suficiente para decirle a su cuerpo que querer abrazar a Checo estaba mal? ¿Por qué tenía esas ganas de no dejarlo ir?

—Yo...- empezó a balbucear, pero Checo rodeó el auto y se acercó a él.

—Realmente te encontré.- el pecoso se paró frente a él y sujetó sus mejillas, como si aún no lo creyera. Había demasiadas emociones reflejadas en su rostro.

—Checo.- Lewis rozó las manos de Checo con las suyas. Él también seguía incrédulo.

—Dime que es cierto que ya no estás con Sebastian.- Checo miraba directamente a sus ojos. —Dime que realmente pensaste en mi durante estas dos semanas. Porque yo ya no sabía qué hacer, no sabía qué sentir, te extrañaba como loco y no podía pensar en otra cosa que no fueras tú, Hamilton. Así que dime.

—Sí.- Lewis pasó saliva, Checo lo sujetaba firme pero dulcemente, esperando su respuesta con aplomo. Sus emociones complicadas habían dado paso a una seguridad arrolladora. Ya Checo no tenía dudas. Eso se notaba. Ya no era el chico que había dejado hacía dos semanas, que lucía absolutamente confundido y temeroso mientras lo veía irse. —Te extrañé. Yo también he estado pensando en ti. Me hacías tanta falta que no tenía sentido.- sus manos viajaron por los brazos de Checo hasta su cuello y de ahí a sus mejillas, sujetándolo también. —No volví con Sebastian. No podía hacerlo después de lo que pasó.

—¿Después de que te traicionara?

—Después de conocerte.

Checo corrió sus manos hasta enredarlas en el cabello de Lewis. La sensación se le antojo simplemente celestial.

—Entonces dime que esto está bien. Dime que hice bien en venir a buscarte. Dime que no me vas a rechazar.

—¿Y tú? ¿Realmente te es suficiente conmigo?

Checo no lo resistió más y lo abrazó, tiró a Lewis contra su cuerpo y lo apretó con todo lo que tenía contenido. Lo quería tanto, lo extrañaba tanto. Se sentía tan necesitado de él que todo eso ya lo estaba volviendo loco.

—¡Claro que es suficiente contigo! ¡Yo te amo, Lewis! ¡Mierda, te amo tanto! ¿Por qué tenemos que seguir siendo tan imbéciles? Olvídalo todo. Solo basta con que me ames, eso es lo único que necesito de ti.

—Pues yo también te amo, Checo.- Lewis correspondió a su abrazó y también lo apretó tanto que el mexicano sintió que no entraba aire a sus pulmones.

Permanecieron así un par de minutos. Solo abrazándose, en medio de la acera de aquella calle de Los Ángeles. No les importó que los miraran raro. No cuando finalmente se tenían.

—¿Qué ibas a hacer ahora?- preguntó Checo después de un rato, aún con sus brazos alrededor del cuello de Lewis.

—Iba a buscar dónde pasar la noche.- le contestó el menor suavemente. Checo sonrió.

—¿Entonces me aceptarás el aventón? Tengo un lugar muy bueno para que duermas hoy.

Highway; chewis. AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora