Capítulo 3

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—Vanessa, listo, te doy permiso para pegarme un tiro. —me soltó Enma, malhumorada tirando la mochila en la cama, sentándose ahí.

Yo, por mi parte, estaba cerrando la puerta que abrí para dejarla pasar. Por lo menos en esa ocasión tocó la puerta.

—¿Por qué pasó?

—Llegue tarde, aún así no se enteraron pero igualmente... —miró su móvil, impacientemente antes de suspirar.

—¿Estás bien?

—Oh, sí. —me miró. —Es que estoy esperando una llamada de mi novio...

—¿Tienes novio? —pregunte sorprendida.

—Sí, pero... —se apartó un mechón de pelo de la cara. —Discutimos el otro día y... no hemos vuelto a hablar. Le llamé varias veces, pero... no me contesta.

—¿Es el chico que salió de tu habitación sin camiseta?

Me miró sorprendida, ruborizada.

—¿¡Le vistes?? —cerró los ojos un segundo y los volvió a abrir. —Ay Dios, que vergüenza.

Sonreí divertida y me senté a su lado.

—¿Qué os pasó? ¿Por qué discurtisteis?

—Es que me enteré de que él y una compañera de mi clase, Amelia, se habían acostado a mis espaldas durante más de un mes. —apartó la mirada. —Yo..., yo le eché de la habitación.

Vi que luchaba por retener un par de gotas de llantos traicioneros que amenazaban con salir.

—Pero..., le llamé varias veces, solamente me saltó el buzón de voz. —se acomodó mejor. —Todas las veces dije..., dije que no pasaba nada, que le perdonaba. Y aún así no me ha llamado.

Durante un momento un silencio tenso empezó a inundar la habitación. No sabía que decirla. Solamente había tenido un novio en mi vida, Kenzo, habíamos roto poco tiempo tiempo antes de mudarme a la residencia, simplemente porque había dejado de sentir algo por él. Pero habíamos quedado como amigos, así que no tenía experiencia en relaciones complicadas.

—Mira, tarde o temprano todos nos toca herir o salir heridos. Muchas personas te lastimarán, pero debes de elegir quien merece la pena. Y, alguien que te hiera voluntariamente no la merece.

—Pero él si la merece. —lloriqueo. —Tengo miedo de perderle.

—Pero te estás perdiendo a tí misma por tratar de no perderle. —negue con la cabeza. —El mayor error que puede cometer alguien, es intentar retener a una persona que se quiere ir. Porque sí de verdad se quiere ir, da igual sí tratas de retenerla, se marchara igualmente.

—¿De verdad piensas qué se quiere marchar? —me preguntó, ya llorando.

—Pues, nunca me han sido infiel ni yo lo he sigo. Pero desde mi punto de vista, cuando eres infiel significa que hace tiempo dejas de sentir algo por esa persona, o nunca lo sentiste.

—Tal vez tengas razón. —bajó la mirada.

—Yo siempre tengo razón. —intenté aligerar la tensión. —¿Por qué no vamos a la cafetería? Un buen café lo arregla todo.

—No me gusta el café.

Abrí los ojos en par en par.

—¿No? —pregunté, incrédula. —Bueno..., pues un refresco o lo que sea.

Se encogió de hombros.

—Vale.

—Interesante. —comenté cuando bajamos del coche de Enma.

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⏰ Last updated: Jul 18, 2023 ⏰

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