𝐔𝐍 𝐋𝐈𝐁𝐑𝐎

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PARA HARRIET que Colin logrará parte de sus sueños era importante, sobre todo porque él le había permitido llevar a cabo el suyo

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PARA HARRIET que Colin logrará parte de sus sueños era importante, sobre todo porque él le había permitido llevar a cabo el suyo. Esa noche después de confesarle la verdad sobre Lady Whistledown Colin la abrazó durante toda la noche mientras acariciaba su estómago de arriba a bajo como si aquello pudiera calmar su ansiedad. Penelope llegaría en dos días a su casa para asesorar a Colin y lograr darle información de buenas editoriales que podrían aceptar publicar su diario como un libro.

Durante el primer día Colin se la pasó encerrado en su oficina desde que el sol salió hasta que volvió a esconderse y Harriet no tuvo corazón para inpedirselo, al menos supo que llegó a dormir porque hubieron restos de tinta en su bata.

—Ya has contado el manuscrito muchas veces, querido —dijo Harriet mientras tomaba asiento en el sillón de su sala principal. Los colores eran frescos y Harriet había aprendido de su madre ha siempre tener flores frescas dentro de las salas por lo que había un aroma totalmente natural en el lugar.

—Ni si quiera se porque estoy nervioso —respondió su esposo y termino de comerse uno de los bisquets que Harriet había hecho especialmente para esta ocasión pues Penelope estaba embarazada de nuevo y había solicitado probar uno de aquellos maravillosos postres de su amiga.

—Debería estar algo enojado con ella, ¿sabes? —dijo Colin mientras tomaba asiento a su lado y pasaba un brazo por los hombros de su esposa —. Por ella es que ibas a la City sola.

—Oh Colin, creí que habíamos dejado aquel tema atrás. Era lo único emocionante que podía hacer después de hornear.

—No es emocionante ponerte en riesgo —riñe Colin incapaz de olvidar el como la había seguido hasta la iglesia —. Gracias a Dios que me di cuenta.

—No estaba en mis planes que me siguieras —dice sincera Harriet mientras quita de la mejilla de su esposo un poco de crema pastelera —. ¿Dormiste bien?

—Un poco. Ahora entiendo un poco a Anthony cuando se presionaba por terminar el trabajo a tiempo.

—Tranquilo, Pen servirá de mucha ayuda para ti.

—Confió ciegamente en tu criterio, Harriet, pero no creo que confíe tanto en mi trabajo.

—Valdrá la pena, y nuestros futuros hijos estarán orgullosos de su padre, te lo aseguro.— Harriet dejo un beso en los labios de su esposo antes de levantarse del sillón —. Iré a la cocina, debo ver si el postre que hice ya está listo, regreso en seguida.

Harriet salió del salón con una elegancia y rapidez que dejaron casi boquiabierto a Colin, había pasado un tiempo desde que estaba casado y lo único que podía pensar era en que era afortunado y que Dios le había otorgado más oportunidades de las que en creía merecer. La casa donde vivían estaba cerca de la de los Harriet y Bridgerton, más sin embargo parecía que ambas familias les darían privacidad los primeros meses de su matrimonio, o al menos hasta que Harriet anunciara un futuro embarazo. Colin se recostó en el sillón y tomo uno de esos postres esponjosos y rellenos de chocolate a los que no podía apartar de su vista.

©𝐇𝐄𝐍𝐃𝐄𝐑𝐒𝐎𝐍| 𝐁𝐑𝐈𝐃𝐆𝐄𝐑𝐓𝐎𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora