📚I'm not gay🎸

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Desde la noche de la fiesta mi cabeza daba vueltas. Había pasado tan solo un  día, pero era todo tan irreal que parecía más. Está de más mencionar que me la pasé soñando con Maya, esos ojos, sus labios, esas caricias que me llevaron al cielo. Estaba hecha un manojo de nervios cada que la veía, lo cual era mucho dado que vivía conmigo.

—Buenos días. —canturreó saliendo de su habitación.

—Alguien anda de buen humor.

—Tuve un sueño maravilloso. —se inclinó desde el otro lado de la barra hacia mí para robarme unos pedazos de fresa.

Hasta ese momento no supe que ese gesto de llevarse algo a la boca fuese tan sexy.

Mierda

Esto si es empezar bien el día

—¿Qué soñaste? —intenté disimular.

—Fue una locura. Estaba en una montaña rusa con Jennifer Lawrence.

Reí mientras bebía de mi café frío.

—Tienes un poco de crema por aquí. —señaló mi barbilla.

Pase mi mano pero no logré limpiar nada.

—Sigue ahí.

Lo intenté de nuevo y al ver que tampoco sirvió, ella misma tomó una servilleta y vino hasta mí para ayudarme. Sus ojos se concentraron en limpiar mi rostro. Estaba tan cerca y quería besarla, pero no sabía si ella querría, no sabía si lo que pasó lo seguiríamos ignorando o lo volveríamos a hacer de vez en cuando.

—Listo. —anunció, pero no se movió de su lugar. Siguió ahí, tan cerca.

—Gracias. —susurré mirando sus labios.

—De nada. —y sin pensarlo más, se inclinó dándome un beso. Mis manos acabaron en sus caderas ya que estaba sentada con ella de pie entre mis piernas.  Entonces frenó el beso, me miró, recuperó la respiración y se movió.

Suspiré en forma de protesta.

—Tenías en el labio también.

Y se alejó de nuevo al otro lado de la barra dejándome embobada con ese beso. ¿Por qué era ella quién decidía cuándo besarnos?. ¿Por qué era quién decidía cuándo parar?. ¿Acaso yo no podía hacerlo también?. Con ese pensamiento me puse de pie, rodeé la barra y la aprisioné contra el fregadero.

—¿Qué haces? —preguntó casi esbozando una sonrisa.

—Lo haremos, aquí, ahora.

—¿Haremos? ¿Qué cosa?

—No te hagas la tonta. Quieres tanto como yo.

Me tomó por el cuello de la camiseta acercándome a ella.

—¿Qué es lo que quiero?, Kailen, según tú.

Me hirvió la sangre por su provocación estúpida.

—Quieres que te folle aquí mismo.

—¿Y por qué no lo haces?

Y sin más la besé fuerte, mordiendo su labio al punto de hacerlo sangrar, mas eso no la detuvo, al contrario, la hizo besarme más fuerte para subirse sola sobre el fregadero dejándome entre sus piernas. Mis manos subieron a sus pechos por debajo de la camiseta que llevaba. Se la quité, besé su cuello y clavícula mientras mis dedos acariciaban sus pezones tirando de ellos. Bajé mis manos y cuando estaba a punto de meterlas en sus pantalones, sonó el timbre.

—¿Esperas a alguien? —pregunté agitada sin dejar de tocarla.

Negó con la cabeza.

—Pues supongo que pueden esperar.

La nota que nos uneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora