Problema, solución, y amantes frustrados.

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Abril 23, 2018

Suguru había terminado la segunda pila de documentos cuando alguien irrumpió en su oficina, tirando varias bolsas negras en el sillón principal.

"La ropa de las niñas ha llegado, incluso se recibió con dos días de anticipo," La asistente de Geto, Manami, mencionó con felicidad mientras observaba las diferentes bolsas. "Ah, además tenemos un invitado."

"¿Un invitado?" preguntó Geto divertido. Al notar la expresión de la mujer al decir la palabra invitado, se podía intuir que aquella persona era bien conocida en ese lugar. "¿Y lo dejaste afuera?"

"Sabes que es imposible detenerlo..." Manami no pudo terminar su comentario debido al sonido de una puerta azotándose, anunciando la entrada del invitado.

Aquel sujeto entró cargando varias bolsas, manteniendo una actitud tranquila como si no hubiese realizado un escándalo para que las otras dos personas notaran su presencia, aunque Geto claramente había percibido su energía maldita desde que entró al lugar.

"Diles a las chicas que vamos a salir un poco más tarde de lo planeado."

"Sí, tómense su tiempo," Manami mencionó satíricamente antes de darle una rápida mirada hacia el sujeto que había movido una de las bolsas para sentarse en el sofá, manteniendo una impenetrable actitud con esa banda alrededor de sus ojos.

La mujer odiaba la actitud arrogante de ese hombre, pero no podía hacer nada ya que conocía sus verdaderas intenciones al llegar de una manera tan apresurada. Por lo tanto, ella solo podía mantenerse fuera de sus problemas.

Una vez que la puerta fue cerrada, el hombre en el escritorio soltó un pequeño suspiro antes de dejar la pluma en sus documentos y levantarse de su lugar.

"¿Será que vienes para buscar problemas?" La voz de Suguru se llenó de burla mientras caminaba hacia el sofá.

Aun así, la persona se mantenía igual de sereno, con su cabeza fijamente mirando a la pared derecha, pero debajo de esa tela nadie sabía que era lo que realmente veía. "¿Acaso no puedo venir a reclamar por lo que he pagado?"

Geto soltó una pequeña risa al escuchar su pregunta.

Sabía que una vez le había dicho a su excompañero que podía verlo las veces que quisiera si una gran suma llegaba a su cuenta bancaria. Y que lo hiciera era algo que Suguru encontraba interesante y levemente excitante.

"Además, nadie más puede verte mientras es mi turno. Suda debió decírtelo," Gojo mencionó. "Está siendo una mala organizadora."

"Ella te odia," Suguru mencionó francamente antes de pararse ante aquel hombre de cabello blanco. Una de sus manos subió hacia la parte trasera de la tela. "De cualquier forma, compraste mi tiempo y ahora debes usarlo sabiamente, sino se terminará más pronto de lo que crees."

La tela cayó del rostro del otro, mostrando un par de ojos cristalinos brillando con emoción debido a la cercanía del hombre.

"¿Y así es cómo recibes a todos los que pagan por tus servicios?" Gojo mencionó con diversión mientras Suguru alzó su mano para que uno de sus dedos intentará tocar la barbilla del otro, pero fue detenido debido a su poder. "Sí es así, puedo darte el dinero necesario para mantenerte conmigo todas las horas."

Geto sonrío con diversión al notar como la barrera se hacía cada vez más menor debido a que la otra persona comenzaba a retraer su técnica. Y cuando el infinito fue anulado, Suguru envolvió su mano en el cuello del otro.

"Así es como trato a mis clientes, ¿Acaso quieres la versión más exclusiva? Entonces, permíteme matarte para que la vivas al máximo."

Las palabras de Geto eran macabras, sin embargo, su cara se mantenía con un toque de burla mientras ejercía fuerza con sus dedos sobre la garganta del otro.

"Intenta matarme, sí es que quieres morir," Satoru mencionó con sátira. Los zafiros en sus ojos mostraban la emoción que corría por sus venas al estar delante del otro hombre, el cual podría considerarse como lo más cercano a su poder.

La rivalidad entre ambos adultos era muy acusada, lo que creaba un ambiente tenso y peligroso para aquellos que intentaban entrometerse en su singular relación.

Pero para ambos era tan natural que luego de unos breve segundos, Geto retiró su mano del cuello del otro para enfocarse en las bolsas, como si nada hubiera pasado.

"¿Será que los mandos altos ya quieren deshacerse de ti? Si es así, serás bienvenido aquí. Siempre es bueno tener un mayordomo adicional," mencionó Suguru con simplicidad antes de concentrarse en buscar algo dentro de las bolsas.

Gojo bufó antes de estirarse con flojera sobre el sofá, ignorando el leve ardor en la base de su cuello. "Si quisieran deshacerse de mí, claramente todos los clanes me tomarían como aliado. Pero esto no es sobre mí, sino sobre mi papel como gran maestro corazón."

"Eres un fracaso en ello," Geto lo interrumpió mientras sacaba un paquete negro de una bolsa.

"Pero siempre he triunfado en robar corazones. Incluso he robado el tuyo, ¿No es así?" Sus palabras eran burlonas, pero aun así se podía escuchar el tono de flirteo en ellas.

Suguru no tenía intención de seguir hablando de ese tema, por lo cual mantuvo su atención en abrir una bolsa para sacar una camisa negra del interior.

Satoru conocía las intenciones de su amante, así que continuó explicándole lo que sucedía. "Debo comprometer al menor del Clan con algún narcisista idiota que buscará exprimir su dinero o aprovecharse de su reputación."

El mayor rio al escuchar sus palabras tan proyectadas. Sabía que Gojo había tenido una mala experiencia cuando su familia intentó comprometerle con otros integrantes de clanes, por lo cual no deseaba que alguien más pasará por lo mismo.

"¿Entonces que deseas hacer? Sé que tu presencia aquí no es nada más para hablar sobre tus problemas. Incluso, puedo asegurar que ya encontraste una solución y mi persona está envuelta en ella," Geto declaró antes de mover una de las bolsas en el sillón contrario a Gojo para aventarle una camiseta. "Revisa esta talla."

Los ojos azules del menor brillaron al analizar el regalo que había recibido. "Gracias, es buena elección."

Luego de sus palabras, Satoru volvió a sonreírle a su amante con diversión mientras abrazaba la camiseta contra su pecho. "Volviendo al tema, me parece que puedes ayudarme con este problema... ¿Has pensado en comprometerlo?"

Geto asintió sin interés para sentarse delante del otro, observando fijamente hacia aquellos azulados ojos. "¿Piensas que mi estudiante se casará con alguien como él? Ni lo intentes Satoru, básicamente te volverás como los aburridos altos mandos con la intención de enlazar a dos pobres almas en desgracia."

Gojo bufó. "Jamás seré como ellos. Es solo que sería una buena idea presentarlos y que la magia ocurra entre ellos."

Claramente no existía ninguna magia, pero el menor sonreía con diversión al redactar su plan. "O siempre podemos encomendarles una misión juntos para desarrollar su tensión sexual, ¿Cuál crees que es la mejor opción?"

La última pregunta no iba dirigida a su mejor amigo, sino a una tercera persona entraba por la puerta principal. Lo más resaltante de aquel joven eran sus profundos ojos morados, mismo color que las marcas a un lado de sus labios.

"Bonito flakes," Cuéntame sobre él.

Ambos mayores eran grandes hechiceros los cuales eran capaces de escuchar cuando alguien se aproximará a ellos, así que su plática sin restricción solo significaba una cosa: Ellos querían atraer la atención de aquél joven.

Y claramente habían logrado su cometido.

"Yuuta es alguien especial. Permíteme contarte su historial en el amor y la hechicería..."

Amor idílico.Where stories live. Discover now