𝗜𝗡𝗠𝗔𝗥𝗖𝗘𝗦𝗜𝗕𝗟𝗘 | Sin saber cómo, Haganaki Hyeon regresa a sus días de juventud en el año 2005 junto con su hermano Takemichi, con el propósito de salvar a la novia de este de un futuro bastante trágico donde la Tokyo Manji se ve involucrad...
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capítulo treinta y uno ; VAMOS, DISCÚLPATE
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FRENTE A LA SECUNDARIA II DE Shibuya, los hermanos Hanagaki esperaban por Mitsuya, quien los había contactado la noche anterior pidiéndoles ir a verlo a su secundaria.
Era extraño para Hye. Mitsuya era mucho más cercano a Takemichi y solían verse de vez en cuando, ¿Pero con ella? No se llevaban mal, pero no tenían esa confianza de amigos.
Fue Peyan quién los recibió, haciendo alboroto como siempre. Aún Hye se preguntaba cómo es que la ToMan lo había perdonado tan rápido por haber intentado matar a Draken.
El chico les hizo un tour muy rápido por los pasillos antes de llegar a un salón que decía “Economía Doméstica”. Ambos hermanos se vieron de reojo antes de que Peyan tocara la puerta.
Pero al contrario de lo que esperaban, no fue Mitsuya quien abrió, sino una chica de trenzas que miraba a Peyan con irritación.
—¿Otra vez molestando al presidente, Hayashi? —puso sus manos en jarra, Peyan pestañeó un tanto nervioso ante la cercanía de la chica, quien aparentemente sabía su nombre real,— Pues te jodes, porque está ocupado. ¡Lárgate!
—Yo-… —intentó hablar, pero la chica se le volvió a ir encima.
—¿Y que haces con esas fachas? ¡Por eso los profesores se meten contigo por no respetar el código de vestimenta, inútil!
Se escucharon unos pasos atrás de ella,— ¿Qué sucede?
La chica se giró rápido,— ¡Presidente! ¡El idiota de Hayashi vino otra vez!
Atrás de ella, Mitsuya apareció con semblante neutral. Todo lo contrario de como vestía en la ToMan, Mitsuya usaba un suéter de lana beige bajo su camisa del uniforme escolar y pantalones negros de código. Hye pensó que hasta parecía un chico común y no un pandillero.
—Vamos, Yasuda, no te pongas así. Yo le pedí a Peyan que viniera. —le explicó antes de ver a los hermanos con una pequeña sonrisa,— Chicos, gracias por venir. Por favor, entren.
Cuando todos entraron, vieron a varias chicas sentadas frente a máquinas de coser. Muchas le decían “presidente esto, presidente lo otro” para que Mitsuya les corrigiera sus errores.
Hye quedó modo clown.
—¿Eres presidente del club de costura? —Mitsuya se giró a verla.
—Así es, ¿no lo aparento? —rascó su nuca, yendo con unas chicas para evaluarlas.
