[Primero de todo dadle a reproducir. Dejaos envolver por la voz, la melodía y dejar que cale bajo vuestra piel a medida que leéis. Imaginad un canto celestial, un canto de sirena que os atrapa y os lleva al fondo, hacia la oscuridad, al abismo. Para después con un impulso emerger de esta y vislumbrar los rayos de la luz en una bocanada de aire.]
En los tiempos oscuros del renacer, Cuando las sombras amenacen la luz, La elegida surgirá con su poder, Uniendo su fuerza, su destino se cruzará.
La tierra de montañas y valles en su conocimiento, Sabia y de corazón noble, Su sabiduría guiará a través del tormento.
La tierra de ríos y lagos, Le dará vida a la guardiana del agua pura, Curando heridas, la esperanza perdura.
La tierra del sol abrasador, Será el hogar de su fuego interior, Con llamas ardientes, La pasión y valentía serán su ruego.
La tierra fría y misteriosa, Abrirá sus puertas al viento del aire, La mensajera de la libertad y la rosa, Con alas alzadas sobre el fuego, En su vuelo no hay desaire.
Cuando la heredera se alce, La oscuridad temblará en su presencia, Enfrentará la gran prueba, Y restaurará la paz con su esencia.
Pero cuidado, pues en sus sombras se oculta, La amenaza de una Gran Guerra Sombría, Si no unen fuerzas y el mal resulta, El destino de Niger estará perdido.
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Esta profecía habla de la llegada de la heredera, de la esperanza a la que un pueblo se aferra sin igual.
Con esencia y partes de cada pedacito de Niger en su interior, posee habilidades únicas y, estas representan los elementos esenciales: conocimiento, agua, fuego y aire.
Se le encomienda la tarea de enfrentar la oscuridad representada por las Sombras y restaurar la paz en el mundo. Sin embargo, advierte sobre la importancia de que su recorrido no sea únicamente individual, trabaje con nobleza y deje que la ayuda que le ofrecen sus seres queridos sea tomada con reverencia.
Es su lucha, pero también es la de todos los que habitan Niger. Es su deber vencer, para evitar que el mal prevalezca.
