Ravenclaw

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La noche de la fiesta Lucius Malfoy y Severus Snape se encontraban afuera de la sala común de Ravenclaw esperando a que llegara cierto muchacho rubio que tenía a ambos hombres de porte serio y aura intimidante con el alma por los suelos de preocupación.

Cuando Draco había llegado hasta ellos su padre inmediatamente le había abrazado, Severus se mantuvo en su lugar soltando un suspiro de alivio puro al verlo en una pieza.

- ¿Dónde habías estado? - pregunto su padre - ¿Te encuentras bien?

- Estoy bien padre, no sucedió nada malo. Solo quisiera convensar con ustedes

Esa noche había tenido una muy larga conversación con su familia, pues su madre había llegado con la respiración agitada diez minutos después. Ella le había abrazado e igual que su padre le había preguntado dónde había estado y si estaba bien. Respondió lo mismo.

Los tres se habían sentado frente suyo cuando pasaron a su cuarto en la torre de Ravenclaw

- Quiero continuar el año normal - les había dicho - Quiero poder salir de esta habitación e ir a Hogsmeade, pasear por los pasillos y cerca del lago negro. Quiero que cuando sean vacaciones y regrese a casa, pueda salir a beber una cerveza de mantequilla con amigos y hacer cosas que se supone hacen las personas de mí edad - pauso y miro a sus padres y a su padrino por unos segundos en silencio - Sé más que nadie el riesgo de salir, también sé que se preocupan por mí, pero necesito vivir mi vida con todo y obstáculos. Necesito aprender a vivir sin esconderme. Algún día el mundo mágico sanará y entenderá que la guerra terminó, pero mientras tanto no quiero estar todo el día encerrado

Recordaba las expresiones de cada uno.

Su madre tenía lágrimas en los ojos y apretaba la tela de su precioso vestido para evitar soltar un sollozo. Su padre se encontraba serio, pero su respiración, ligeramente, se había acelerado. Severus había sonreído libremente.

Draco había mirado a su padrino con confusión.

- Es verdad - hablo el pocionista mientras se volteaba para ver a sus dos amigos más cercanos - Draconis debe hacer su vida.

Sus padres habían hecho una mueca en claro disgusto, pero ambos también habían asentido en acuerdo.

- Lo siento mucho mi dragón - dijo su madre mientras le tomaba las manos - Nunca fue nuestra intención encerrarte y privarte de tu libertad, es solo que la gente suele ser tan cruel y yo jamás. Nosotros - aclaró - Nosotros no queríamos que fueras señalado y juzgado por culpa nuestra. Te apoyaré y estaré para ti en las decisiones que tomes en adelante

Su padre le había sonreído.

- Estoy muy orgulloso de ti hijo mío. Y yo junto con tu madre y al igual que tu padrino estaremos apoyándote siempre.

Después de esa noche las cosas mejoraron. Ahora salía a la sala común aún si había alguien ahí, sus clases normales empezarían en dos semanas -a petición suya- Draco quería que el primer día en que saliera de la torre de Ravenclaw sin esconderse fuera para ir a encontrarse con Harry en aquel lindo jardín donde habían bailado hasta muy tarde.

Tenía muchas ganas de volver a estar en compañía del chico de oro y cada día que pasaba lo ponía más ansioso. Lo único que esperaba era que Harry hubiera descifrado sus palabras, esperaba que fuera así, pero si no lo era no importaba. Él iría a buscarlo.

Mientras tanto los días siguieron pasando hasta que finalmente se había cumplido una semana y un día.

Draco había despertado inusualmente nervioso y no había bajado a la sala común hasta que llamaron a su puerta. Al abrirla se encontró de frente a Luna Lovegood.

Lovegood se había vuelto algo así como una amiga desde que había empezado a salir más a la sala común. Aquella chica le había hablado en muchísimas ocasiones para platicar de cosas extrañas, a veces ella le preguntaba por su día o acerca del libro que leía y pronto había descubierto que la presencia de la rubia se había vuelto cómoda.

Luna le había sonreído.

- Draco, hola - saludo la bonita chica - Alguien te busca. Está en la sala común esperándote

Él le había mirado extrañado.

Sus padres no se anunciaban ni esperaban por él al igual que su padrino, ellos simplemente subían hasta su habitación y Theo, Blaise, Crabbe y Goyle jamás le habían ido a visitar hasta Ravenclaw.

- ¿Quién? - pregunto - ¿Estás segura que es a mí?

Ella asintió.

- Es Harry. Él dijo claramente: Luna, ve por Draco y dile que baje. Si se rehúsa a bajar llévalo por la fuerza

¿Harry?

¿Harry había ido por él?

- ¿Te dijo algo? - volvió a preguntar - ¿Viene con alguien?

- Me parece que el mismo te puede responder esas preguntas Draco

[...]

Finalmente su búsqueda había terminado.

Había juntado todas las piezas y ahora sabía dónde se encontraba su chico misterioso.

Antes de ir a la sala común de Ravenclaw para encontrarse con el que era el amor de su vida le había mandado una carta a sus padres dónde les contaba de su lindo rubio y lo divertido, inteligente y precioso que era. Les había dicho de quienes era hijo y que pensaran lo que pensaran no lo iba a dejar ir a menos que él se lo pidiera, pero que si podía evitar eso que mejor. Les había dicho cuan enamorado estaba de sus ojos y de la manera en que caminaba y se expresaba, que estaba profundamente encantado con todo lo que lo conformaba, que cuando lo había oído reír se había sentido tan lleno de calidez. También les había dicho que su madre tenía razón, que había sentido ese click del que tanto le había hablado.

Tiempo después se enteraría de lo felices que sus padres se habían puesto por él, pero ahora se encontraba corriendo rumbo a la entrada de la sala común de Ravenclaw con Neville a su lado.

Ambos tenían su respiración agitada mientras comenzaban a subir las escaleras de caracol. Cada vez se encontraba más cerca de una puerta enorme sin picaporte donde en su lugar solo había una aldaba de bronce en forma de águila.

Al estar lo suficientemente cerca una voz hablo para decir el acertijo que los dejaría pasar a la sala común de Ravenclaw.

- Si me tienes, quieres compartirme. Si me compartes, no me tienes. ¿Qué soy?

Él y Neville se miraron.

- ¿Un galeón? - le susurro el castaño en el oído - No se me ocurre nada más

- No lo creo, la gente no suele compartir un galeón así porque si - respondió a su amigo

Ambos se quedaron en silencio hasta que una voz a sus espaldas hablo resolviendo el acertijo.

Se trataba de Luna.

- Un secreto - había dicho la rubia mientras la puerta comenzaba a abrirse - ¿No fue fácil?

Neville negaba apenado.

- No lo había pensado - respondió el ojiverde - Luna, ¿conoces a Draco Malfoy?

Ella le había mirado con una sonrisa.

- Por supuesto, somos amigos

Eso serviría.

- ¿Podrías ayudarme dandole un mensaje?

Luna había asentido con una bonita sonrisa.

- ¿Puedes decirle que baje?

- Claro

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