Capítulo 31.

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Inglaterra.

— Me mentiste, Torao. — habló Luffy por segunda vez, mirando sin expresión al mayor, apretando su abrazo. — Torao. — repitió.

Dichas esas palabras, el cuerpo del nombrado múltiples veces, se tensó, quedando helado encima del menor, ¿Qué debería decir de todos modos?

— Lo siento mucho...

— ¿Crees que por un perdón voy a recuperar todo el tiempo que perdí por culpa tuya? ¿Realmente crees que soy un idiota? — con una leve sonrisa separó con sus nulas fuerzas al de ojos grises. — Te odio.

Escupió finalmente, con la mirada fija en las expresiones de dolor en su compañero Trafalgar.

— Dame una oportunidad, por favor. — se arrodilló en el suelo, juntando su manos como si fuera a rezar; rogando.— Luffy...

Y sin respuesta a cambio, comenzó a llorar, tal vez así, podría aunque sea mínimamente, suavizar el corazón de su amado.

Monkey no era lo de antes, lo había notado. Sus ojos no tenían ningún brillo, al hablar se lograba identificar crueldad y frialdad, a diferencia de cómo era al conocerse. Tan dulce, energético y una luz en su total disposición.

Le dolía, claro que lo hacía.

Sin embargo, no se rendiría así de fácil, no llegó hasta a este punto para nada, ¿No?

— Todos los momentos que estuvimos juntos... Todos... Pensé que eran parte de mi imaginación, no sabes todo el dolor que causó eso en mi corazón. ¿Qué tanto te extrañaba para no tomar atención en que lo que hicimos era parte de la realidad y no un simple episodio? — soltó con melancolía.

Luffy en ese momento, tenía una mezcla de emociones y sentimientos. Su intimidad como subconsciente batallaba por odiar o amar a Trafalgar, era un total caos en su interior, ¿Debería perdonar u odiar?

— Déjame solo, necesito pensar. — dado la orden, Law se dignó a levantarse para irse, llegando a la puerta, girándose en sus talones para dirigir sus ojos hasta los cansados de Luffy. — Pero cuando grite tu nombre, ven lo más rápido que puedas.

Pidió el más pequeño, casi implorando por su presencia y disponibilidad inmediata.

Dios, todo esto se trataba con tiempo y no sabía realmente si verdaderamente valía la pena quedarse junto a su chico de ojos grises o simplemente irse por su bien, ¿Por qué no simplemente murió intoxicado? Eso habría facilitado tantas cosas.

Luffy cansado y sollozando, se quedó plácidamente dormido, como si nada hubiera pasado anteriormente, después de todo, estaba acostumbrado a estar mal, sumando el hecho que su mente aún procesaba que eso era real, la aucencia de pastillas lo dejaban brevemente consciente, en consecuencia, constantemente sobrepensaba las cosas e imaginaba cosas que jamás habían pasado.

Pasados dos días enteros en vela por parte de Trafalgar, al fin, fue llamado por su amado desde la habitación.

Entró con tranquilidad pero la desesperación en su pecho rebotando como un conejo saltarín.

— Torao, quiero ir afuera. — sin toparse con los orbes morados con tonalidades negras del mayor, le ordenó observando con fascinación el exterior desde la ventana. — Quiero tocar el pasto.

Cafuné. - Lawlu.Where stories live. Discover now