Capítulo XVII: Drowning.

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¿Esa es mi gorra?

???

Estás usando mi gorra.
La que dejé la otra vez cuando visité el café.

¿Cómo carajo sabes eso?

Mira afuera.

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—¿Qu-? —abriste tus ojos en plano, mirando la pantalla de tu teléfono y luego levantando la mirada hacia la ventana del negocio.

Y ahí estaba él. Usando una gorra exactamente igual a la que traías puesta.

Internamente te preguntaste cuántas gorras del mismo diseño tenía.

Cuando lo miraste, con claro asombro, el joven hizo una seña para que salieras de la cafetería y negaste con la cabeza, formulando con tus labios que estabas muy ocupada.

Lo viste cruzar sus brazos y, tras soltar un suspiro (que, desde tu perspectiva, pareció un agravio), empezó a caminar hacia la puerta del café. Abriste tus ojos con amplitud y negaste con tus manos para indicarle que no entrara, siendo ignorada olímpicamente por el chico.

—No... No entres aquí. —mascullaste y agarraste un par de mechones de tu cabello entre tus dedos cuando la campanita anunció un nuevo cliente.

—Bienveni-.. ¡Oh, es Sae! —tu madre sonrió con entusiasmo, acercándose al chico para saludarlo e iniciar una breve conversación.

No escuchaste la charla debido a la lejanía, aunque quizás preferías no escucharla. Tu ceño se frunció y, tras meditarlo, pensaste que la mejor opción en ese momento era huir a tu fortaleza indestructible: tu habitación.

—Oye. —te congelaste en tu lugar cual estatua al escuchar su voz bastante cerca.

¿No estaba hablando con tu madre hace menos de cinco minutos?

Cuando te recompusiste del asombro, estuviste dispuesta a correr hacia las escaleras que daban hacia tu hogar, pero Sae pareció notarlo y con velocidad agarró el cuello de tu abrigo, impidiéndote dar siquiera un paso.

—No huyas, idiota. —siseó, frunciendo el ceño— Quiero hablar contigo.

—Estoy muy, pero muy ocupada. —ponderaste, intentando librarte de su agarre— Así que no se podrá, es una pena.

—Saori-san dijo lo contrario. —él alzó una ceja y volteaste la cabeza para ESCUDRIÑAR a tu madre, quien fingió demencia ante tu mirada fulminante.

—Bueno, es que no estoy ocupada con asuntos de la cafetería... —carraspeaste, buscando una excusa. Rascaste el puente de tu nariz y miraste el suelo— Es.. ¡Una actividad de la preparatoria! Y, por desgracia, es muy larga así que.. —intentaste nuevamente deshacerte de su agarre, en vano— Déjame ir.

—Estás mintiendo. —Sae entrecerró los ojos y te escudriñó— Déjate de estupideces, solo quiero hablar.

—Pero yo no.. —murmuraste, haciendo un puchero mientras cruzabas tus brazos.

—¿Ah?

—Nada. —respondiste rápidamente, mirando la pared. Luego suspiraste con fuerza, resignada— Bieen. Pero si vamos a hablar, que sea en otro lugar.

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Apretaste tus manos en un puño sobre tu regazo y frunciste el ceño, sintiendo su pesada e intensa mirada sobre tu figura diminuta. Habían pasado al menos 10 minutos en un silencio incómodo y tenso, y no sabías qué hacer para huir de esa situación.

❥ ¡Oye, Prodigio! | Sae Itoshi × Lectora.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora