II

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"La mejor arma del rey es un hombre. Encapuchado y con varias armas en su cinturón de cuero. Un hombre sanguinario que disfruta de la sangre y el sabor de la muerte en sus labios."

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Katsuki como duque tenía la obligación política de conocer a todos los cortesanos y señores de su reino. Después de todo, si algo le llegaba a pasar al rey, él sería el regente hasta que el Parlamento escogiera cuál de los herederos legítimos tendría la responsabilidad de ascender al trono. No era algo que le agradaba, la sola idea de sentarse en el trono le provocaba asco y vergüenza. Por eso era versado en las letras, muy diestro con las armas y poseía relaciones cordiales con todos. Los conocía bien, porque sabía que la mejor forma de conocer a las personas era teniendo conocimiento de sus peores secretos y más profundos miedos.

Desde muy pequeño Enji lo crió para entender que el rey solo era una mera marioneta del reino, alguien a quien echarle la culpa cuando algo salía mal. Para él no era un secreto su origen, desde que tuvo la consciencia para entender, Enji y Rei le dejaron en claro que era un bastardo. El alfa era más suave con el tema, después de todo había sido su error, pero la reina no. Rei solo lo aceptó con la única condición de que nunca se supiera su verdadero origen porque ella quería a su hijo mayor como sucesor, el problema de eso era el mismo Touya.

Touya solamente era dos años mayor que Katsuki, poco después del nacimiento ella volvió a quedar en cinta. Natsuo nació y tres meses después, Enji volvió a embarazar a la reina. Pero estalló la guerra de las Islas Oscuras y ahí Enji conoció a la duquesa Bakugō, recién enviudada por culpa de la misma guerra que azotaba las costas lejanas del reino. 

La mujer era una alfa rubia de ojos rojos, una mujer que dejó a Enji embelesado con su poder. Él no la había conocido antes porque la duquesa no era una mujer amigable. Ella se encargaba de los terrenos del ducado y había conocido a su esposo Masaru en las costas del reino. Fue irremediable, se había enamorado inmediatamente al verlo emerger de un barco de guerra. Recién casados los enemigos del reino mataron al alfa de cabellos castaños, Mitsuki quedó destrozada pero no podía retirarse, como capitana del ejército del rey su misión era proteger al reino. Y una vez Enji ahí, fue magnetismo puro para ambos. 

En esos años Enji tenía poco más de veinte y ella unos veintiocho, quedaron prendados por el poder del otro y en mitad de la macabra situación, se dejaron caer en sus instintos. En la tienda de campaña del rey, consumaron su deseo. El dolor marcó cada movimiento errático, las semanas pasaron y la capitana del rey quedó embarazada. A pesar de que Enji le rogó que se fuera a la capital, ella nunca dejó el campo de batalla, su compromiso era innato. 

Sin embargo, tanto era el estrés de la guerra y el miedo que Mitsuki dió a luz solo siete meses después de conocer a Enji, el parto fue difícil y se la llevó antes de que pudiera conocer el rostro de su hijo. 

Enji, encolerizado por la muerte de Mitsuki, le propuso al rey enemigo un duelo a muerte. La apuesta era simple, si el rey vecino ganaba y lograba matar a Enji, él se quedaría con el reino oriental pero si ganaba Enji, no irían más a la guerra y sus vasallos se rendirían en las Islas Oscuras y desistirían de su intento de invadir el reino. El rey contrario, en su soberbia por creer que Enji al ser tan joven sería un oponente fácil, murió al momento de pronunciar el nombre de Mitsuki y su hijo bastardo. 

Enji ganó la guerra pero perdió mucho con ella, cuando volvió a la capital fue recibido por su nueva hija. La pequeña princesa Fuyumi era un regalo hermoso, sin embargo, toda felicidad de la nueva integrante de la familia real se vió extinta cuando Enji presentó ante su familia a Katsuki como su hijo. Fue innegable, era tan similar a Touya que Rei no pudo abogar por una mentira.

 MisbegottenWhere stories live. Discover now