💫Capítulo once. (1ra parte): ¡Llegó el gran día! [FER]

12 1 0
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El sonido de las campanas ya se hacía notar

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

El sonido de las campanas ya se hacía notar. El cura ya anunciaba que eran las cinco de la mañana y algunos gallos empezaron a ronronear. Aún no me creía lo que hice la noche pasada, besé a Leire dejándome llevar por un impulso y aunque creí que no iba a sentir nada. Fue todo lo contrario. ¿Estaría haciéndolo bien con ella o me equivoqué en hacerlo? Sentía terror de lo que pudiera pasar entre los dos a partir de ahora pero para mi sorpresa, no estaba confundido porque si realmente la besé fue porque lo sentía de dentro del alma. Era consciente de que cuando ella lo intentó, yo la rechacé pero ella a mi esta vez no. Y también era cierto que yo no me encontraba en el mismo punto de partida de dolor que en el que estaba en este momento.

—Buenos días —le susurré y le besé la carita. Leire estaba acurrucada a mi y nuestros rostros estaban prácticamente pegados.

Sus labios estaban tan cerca que me dieron ganas de despertarla con un beso pero, no quise hacerlo para que no fuese tan extraño. Quien me iba a decir a mi que esta visita me iba a poner —de nuevo— las ideas patas arriba.

—Buenos días, princesa —abrió los ojos Leire.

—Buenos días, principeso —me deleité ante su despertar.

«¿Cómo podía ser que permitiese estar tanto tiempo sin amaneceres tan bonitos como este? No sé si es por echar de menos el levantarme junto a alguien que significa algo fuerte en mi vida o simplemente porque la echaba de menos a ella, a Leire».

—¿Qué tal has dormido?

—No he dormido directamente —noté una expresión de felicidad.

—¿Cómo que no?

— ¿Me lo preguntas tu? —intentó hacerse la ofendida.

—Claro, si pensaba que estabas dormida como un tronco —me extrañé.

—¿Me das un beso de buenas noches y pretendes que duerma? —se tumbó sobre mí, apoyó un brazo sobre la almohada y el otro lo dejó libre para poderme acariciar.

—Te pediría perdón por besarte, pero es que no me nace —le dije con toda mi cara.

—Y yo no te acepto las disculpas si lo haces, por eso mismo tengo que pagarte con la misma moneda —anunció firme.

¿Viajamos al pasado?Where stories live. Discover now