¿Viajamos al pasado?

💫Capítulo quince (2da parte): Mal presentimiento. [FER]

Los perretes y yo estábamos tumbados en una de las hamacas. Aunque no quisiera pensarlo, no paraba de darle vueltas. Estaba inquieto, malhumorado y con ganas de vomitar. Esa llamada desde el momento en que empezó a sonar no me daba buena espina. Aunque fueran personas amigas, algo me decía que había algo más detrás.

En todo el trayecto hasta casa y durante la espera, no paraba de consultar mi móvil por si tenía alguna llamada o mensaje de Leire para que fuera a recogerla. Como eso no sucedió, llamé a sus amigos pero no respondían las llamadas, ni siquiera Leire tenía el teléfono con cobertura. En medio de la angustia y de la desesperación, me levanté y preparé las cosas de los peques para dejarlos en casa. Una vez listos me despedí con un beso de mis perrhijos, cerré todo y me dirigí preocupado a la casa de ellos.

Cuando crucé el umbral toqué el timbre. Enseguida me abrieron la puerta principal, subí la escalinata y suspiré de alivio.

—Hola, Fer —me hizo pasar Jesús a casa y a mi espaldas vi como cerraba la puerta.

—Hola, Jesús —divisé por el pasillo con la esperanza de escuchar la voz de la niña de mis ojos o sino, que me regalase acto de su presencia para recibirme—. ¿Y Leire?

Jesús titubeó y Mar se asomó en la puerta del salón, se pudo contemplar a leguas que estaba intentando llamar a alguien con cara de preocupación. Ante la falta de respuesta, mi estómago empezó a sentir un nudo gigantesco.

—Fer —pronunció ella.

—Por favor te lo pido, ¿dónde está Leire?