Capítulo 1

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Estaban a mediados de septiembre, las altas temperaturas del verano comenzaban a menguar, dándole la bienvenida al otoño.

El curso escolar había comenzado hacía un par de semanas, todos los alumnos de la preparatoria MyungDong esperaban entre conversaciones y saludos a que las clases de la mañana comenzaran. Todo parecía ir normal ese día hasta que un auto deportivo rojo de última generación se estacionó en el lugar.

Los cuchicheos y comentarios comenzaron sin disimulo alguno, todos observando el flamante y lujoso auto casi sin pestañear, expectantes, esperando ver quien sería la persona que bajaría de él. Pronto su curiosidad fue satisfecha cuando un par de botas negras pisaron el pavimento.

Varios suspiros se escucharon cuando del carro emergió un apuesto chico de cabello negro rizado, de cuerpo delgado y esbelto. Se notaba a kilómetros que su ropa era de marca; un par de gafas oscuras ocultaban sus ojos remarcando ese aura dominante e imponente que se cargaba, siendo reforzada aún más por esa chaqueta negra de cuero y los jeans apretados rasgados en las rodillas.

Una persona normal se sentiría intimidada ante tanta atención, pues todas las miradas recaían en él sin ningún tipo de disimulo, sin embargo el pelinegro se desplazaba por la entrada principal como si de su casa se tratara, ignorándolos como si en ves de personas fueran simples estatuas.

El timbre pronto sonó y los alumnos comenzaron a entrar a sus aulas olvidando el suceso.

El nuevo hizo todo el protocolo molesto que debía, yendo a la secretaría y después a dirección, recibiendo las indicaciones necesarias y su horario con las clases a las que tenía que asistir.

En ese preciso momento se encontraba frente a la puerta de su primera clase, considerando si entrar o no, pues en verdad ganas no tenía. Consideraba extremadamente molesto el tener que presentarse frente a sus compañeros, pues creían que después de eso tenían el derecho de hablarle, y no, no era así para nada.

Suspiró un poco fastidiado, armándose de valor para abrir era puerta y entrar de una vez por todas.

—Buenos días —saludó de manera seca el profesor, un hombre cuarentón con rostro rígido, y una clara mueca de disgusto; era como si odiara su profesión y estar en ese lugar—, usted debe ser Jeon Jungkook.

—Así es —respondió de manera simple.

—Bien, preséntese ante sus compañeros. —profirió sentándose en su escritorio en el frente del salón.

—Ya usted dijo mi nombre —comentó encogiéndose de hombros, recibiendo una mirada seria del hombre.

—¿Algo qué agregar para qué sus compañeros lo conozcan mejor? —el tono de fastidio no pasó desapercibido para nadie, que se encontraban atentos al intercambio que acontecía al frente.

—No, la verdad no me interesa gastar saliva alimentando la curiosidad de estas...personas —su rostro inexpresivo al decir esas palabras dejó sorprendido a más de uno—. No vine aquí para hacer amigos.

—Ya que no quiere tener la molestia de presentarse con sus compañeros que tal si se sienta, al lado de... —comenzó a mirar buscando algún puesto que el pelinegro pudiera ocupar—, Park Jimin.

Señaló una de las últimas mesas en la esquina derecha, donde se encontraba dormido un chico de cabello rubio.

—¡Park Jimin! —gritó el hombre haciendo que el chico se despertara sobresaltado, ocasionando varias carcajadas.

Caminó rodando los ojos hacia su nuevo puesto, mirando a su compañero sin mucho interés. No podía negar que el chico era apuesto, su cabello rubio se veía brillante y sedoso, su ojos color caramelo eran pequeños y afilados, nariz perfilada y labios rosados y abultados.

¿Puedo amarte? - JiKook Where stories live. Discover now