Amphibia: La Calamidad y la Oscuridad Elegante [AU de AMPHIBIA] (Corrigiendo)

Capitulo 14,5: Mordred.....

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En lo más profundo de un lugar sumido en la más absoluta oscuridad, donde la mera existencia de luz parece ser solo una ilusión lejana, un temor latente se cierne sobre cualquier ser valiente que se aventurara a explorar sus territorios. En aquel espacio desolado, pequeños rayos de luz, apenas perceptibles, se filtraban tímidamente desde lo alto de un cielo que parecía extenderse hasta el infinito. Era como si la mismísima oscuridad hubiera decidido otorgar a aquel lugar una tímida muestra de vida.

Sin embargo, en medio de esa penumbra densa y asfixiante, se deslizaba una figura oscura y misteriosa, cuya compostura humanoide subrayaba el aura de enigma y secreto que la envolvía. Como si estuviera en perfecta sintonía con las pulsaciones de aquel extraño y oscuro mundo, la figura desaparecía y reaparecía en intervalos de tiempo inesperados. Cada vez que volvía a manifestarse ante la escasa luz, algo importante y trascendental ocurría.

Este misterioso ser, envuelto en sombras que parecían danzar a su alrededor, emanaba una presencia que desataba una mezcla de temor y curiosidad en cualquiera que lo observara desde lejos. ¿Quién o qué era esa figura que pasaba inadvertida en un lugar en el que apenas se podía divisar algo con claridad?

El entorno en el que se encontraba este ser de oscuridad era tan inhóspito como lo podía ser la propia noche eterna. Vastos paisajes desolados se extendían a lo lejos, sin un solo signo de vida o esperanza. La tierra parecía haber perdido todo su color y vitalidad, sumida en una monotonía grisácea y apagada que aumentaba la sensación de desasosiego.

El aire, denso y pesado, parecía cargar con susurros ininteligibles y sibilantes, como si fuera un testigo silente de los acontecimientos que se gestaban en aquel lugar. Cualquier intento de respirar se tornaba en una experiencia opresiva, como si el propio ambiente quisiera arrastrar a cualquiera a su existencia sombría y opaca.

El suelo, áspero y rugoso bajo los pies, parecía emular la aspereza de los pensamientos ocultos que albergaba este rincón olvidado del mundo. Cada paso sobre esa superficie hostil se sentía como un recordatorio constante de que aquel lugar estaba reservado para aquellos valientes o insensatos que se atrevieran a desafiar las fronteras de lo desconocido.

Y así, en medio de ese escenario desperdigado de sombras y secretos, la figura oscura y humanoide continuaba desvaneciéndose y volviendo a aparecer, como si estuviera descifrando los enigmas del universo mismo. Algo importante estaba sucediendo cada vez que la figura se materializaba y desaparecía en aquel tétrico paisaje, aunque nadie pudiera afirmar con certeza qué significaba o hacia dónde conducía.

En aquel lugar oscuro, la presencia de la figura y el misterio que la rodeaba parecían ser los hilos invisibles que tejían una trama inaudita, reservada para aquellos o aquello que este dispuesto a adentrarse en lo desconocido de aquel lugar.

De la nada, como si emergiera de las profundidades del abismo, la enigmática figura oscura hizo su aparición una vez más, envuelta en una densa niebla que parecía susurrar secretos milenarios. Pero esta vez, algo era diferente. Acompañando su misteriosa presencia, un débil rayo de luz atravesó el oscuro páramo, delineando una pequeña porción de aquel espacio tenebroso y arrojando al mundo efímero una muestra fugaz de una escena extraordinaria.

En medio de la penumbra, el destello reveló brevemente una imagen hipnótica: Matt, yacía enfundado en su impecable armadura de acidrital, enzarzado en un combate cuerpo a cuerpo con Sasha quien llevaba una armadura del mismo material pero con su respectivo color. Sus espadas danzaban en el aire con una gracia que solo los verdaderos maestros del arte marcial poseen, dejando estelas brillantes que se entrelazaban y se desvanecían en el tiempo. La fluidez de sus movimientos era una sinfonía de precisión y destreza, como si ambos se hubieran convertido en extensiones de sus armas, fusionando sus voluntades en una danza mortal.