R-18 - favor de leer bajo su discreción.Desperté sobre el sofá de mi oficina, miré por los ventanales, ya era de noche, ¿Por cuánto tiempo dormí?
Me levanté, salí de la habitación y tomé el ascensor para llegar al estacionamiento.
- Que flojera, ¿por qué nadie me despertó? - salí del ascensor y me acerqué hasta mi auto deportivo plateado, me monté y conduje con dirección a mi mansión. Iba con la tranquilidad de mi alma fumando un cigarrillo hasta que veo una moto acercándose, voltee a ver al piloto y lo que hizo me dejó con una sensación amarga. - ¿qué mier...? ¿me guiñó un ojo? - así como se acercó se alejó, esto es extraño, ¿me conoce?
Llegué a mi hogar, estacioné el auto y entre al inmueble siendo recibido por unas sirvientas que esperaban mi llegada.
- Buenas noches amo, - se inclinaron hacia mí y tomaron mi saco. - la cena está lista, por favor venga a comer -.
- Lleven la comida a mi habitación, necesito privacidad, - subí las grandes escaleras caminando entre pasillos hasta llegar a mi habitación. - ¿Quién putas era ese chico y por qué hizo ese gesto?, mal nacido, solo vino a molestarme, - me quité el resto de la ropa y me metí a bañar; en cuanto salí la comida estaba sobre la mesa de noche y mi ropa de dormir doblada sobre mi cama. - necesito conocer a esa persona que tanto alagaba el gordo, - sequé mi cuerpo, terminé de vestirme y me senté sobre mi cama con el plato de comida. - tal vez si muestra piedad lo deje trabajar como mi empleado personal o tal vez... algo más. - terminé de comer dejando el plato donde lo encontré y me dispuse a dormir con algo de dificultad ya que estaba ansioso de ver a aquel chico.
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Estaba sentado en mi oficina ansioso porque hoy llegaba mi juguete nuevo.
Ambas puertas se abrieron y quien entró me dejó atónito, portaba una camisa blanca desabrochada de los tres primeros botones y arrugada, se alcanzaban a distinguir una especie de tatuaje en su pecho, una corbata roja mal puesta, unos pantalones de vestir negros, unos zapatos marrones y lo que más me impresionó fue su cabello oscuro peinado hacia arriba, ahora entiendo al gordo cuando dijo que era un rebelde, pero, no esperaba que se pasara de rebelde.
Ordené el retiro a los dos hombres que lo escoltaban. -Ne Zha Li, ¿cierto? - este solo metió sus manos a los bolsillos de sus pantalones. - por si no lo sabes soy Ao Bing De, el jefe de aquí y ahora de ti. - me levanté de mi asiento y me paré frente a él.
- ¿Qué lo hace pensar que es mi jefe? - finalmente contestó.
- Por si no lo sabes tú gordo jefe te vendió, - me incliné un poco mirándolo a los ojos y tomando su mentón. - eso significa que eres mío. - miré sus labios, tengo tantas ganas de besarlo, pero me tengo que contener para no asustarlo, mierda.
Sonrió disimuladamente lo cual borró todo control sobre mí y terminé besándolo, me sorprendió que correspondiera, el beso se tornó salvaje provocando que lo tomara de la cara metiendo mi lengua dentro de su boca soltando un leve suspiro, correspondiendo, también metió su lengua dentro de mí boca; nos separamos después de un largo rato.
- Me sorprende que me hayas correspondido, - seguía mirándolo a los ojos mientras lamía sus labios. - tu y yo nos entenderemos bien. -
- Sabes a cigarro, - me tomó del cuello con fuerza. - no necesito tu compasión ¨Ao Bing¨, sé lo que pasará después de esto. - me solté de su agarré tosiendo un poco y recargándome sobre el escritorio. - te divertirás un rato y después me borrarás de la faz de la tierra, - se acercó hacia mí colocando sus manos acorralándome. - al menos déjame divertirme a mí también antes de morir. - al terminar su frase mordió mi cuello con tanta fuerza que pude sentir como succionaba la poca sangre que brotaba, tenía tantas ganas de hacerlo mío tantas veces que sea posible, marcarlo para que todo el mundo supiera que tiene dueño.
- No me parece una mala idea, Ne Zha. - coloqué mi mano sobre su cabeza, este juguete no es como los demás.
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LA VERDAD
FanfictionEscucho este dicho a diario "el dinero no compra la felicidad", esos idiotas no saben lo que es tener dinero a más no poder y sobreexplotan esas palabras. Yo hago lo que quiero, donde quiera y cuando quiera. El dinero lo es todo para mí, sin el yo s...