(+18) 𝙾𝙽𝙴𝚂𝙷𝙾𝚃! countryhumans ─ 🇦🇷x🇧🇷 യ ⋆⛓.✦

🔞Apuesta fallida (🇦🇷🇧🇷)

Día común de la semana, estaban parte de las naciones reunidas para trabajar en ciertos proyectos y discutir por determinadas opciones. Nada fuera de lo común, sólo otra tediosa mañana en la que tocaba levantarse e irse a trabajar.
Y allí estaban, ambos sudamericanos sentados uno al lado del otro, sin prestarse mucha atención debido a que cada uno estaba organizando sus propios papeles para el próximo debate, o aprovechando que la reunión formal aún no iba a comenzar para trabajar en proyectos que aún no habían terminado.

Entonces, un movimiento tomó por desprevenido al argentino

—Solsinho ~ — murmuró para el oído del argento, sacando así un pequeño control rosado del bolsillo de sus pantalones.. pero dejándolo por debajo de la mesa para así no llamar la atención.

—¿Qué quer—

Se quedó a media frase, apenas vió su expresión sabía bien lo que estaba planeando.. maquiavélico.. pensó. Y sólo para confirmar su ya próxima perdición social, bajó la mirada hacía las piernas del brasileño, confirmando sus temores al ver ese desgraciado control rosado entre sus manos

—NO, HIJO DE PUTA ACÁ NO¡— exclamó entre murmuros, intentando arrebatarle el pequeño control de manera aún disimulada, total, estaban en frente de todos sus conocidos y lo que menos quería en ese punto, era que supieran que traían un vibrador en la sala de reuniones.

—NNO—- gritó entre susurros; —Vos perdiste la apuesta, así que no tenés nada por lo que reclamar— afirmó mientras apartaba su mano hacía su otro costado, escondiendola en el bolsillo de sus pantalones formales.
Casi le agarró un ataque de ira al rubiecito, no podía lanzarse arriba del brasileño porque llamaría demasiado la atención, sólo le quedaba el guardarse los gemidos y pensarsela dos veces antes de aceptar nuevamente las apuestas tan zarpadas que le proponía el brasileño.

A todo esto, ambos la tarde antes de aquella reunión habían tenido un partidito amistoso en el patio de su casa, sólo que al tratarse de dos potencias del fútbol y también de dos terribles ninfomanos, no vieron nada mejor para animar las cosas que apostando , cosa que de hecho, hacían con suma regularidad.
La apuesta del rubio no importa mucho en este caso ya que él mismo había perdido en aquel partido. Pero la del brasileño en cambio, se basó en que el Argentino debía llevar un vibrador a la reunión que iban a tener mañana por la mañana, sin excusas.
Y el rubio accedió, pensando ingenuamente que ganaría.

Cosa que al final, no pasó.

Entonces, mientras Argentina apretaba sus propios muslos, recostandosé sobre sus papeles y esperando tortuosamente que el moreno tuviera un gramo de piedad para mínimo, no poner el vibrador en máximo, ocurrió
Había prendido aquel aparato que normalmente le causaría un enorme placer, y ya sentía cómo sus mejillas ardían en un fuerte rubor, y ni hablar de que sus piernas estaba tiritando levemente.
Estaba furioso, él había aceptado aquello.. pero pensar en que su marido debía estar en ese mismo instante mirándolo de reojo con esa sonrisita engreída le hacía ver rojo.

Pero, cómo si fuera del acto más conveniente de su vida, sintió cómo aquella placentera vibración cesó de golpe.

Esperó confundido, pensando que en realidad lo pondría al máximo en cualquier momento.. pero no. A los segundos levantó un poco su cabeza mientras miraba de reojo hacía el torso y las manos del brasileño.
Por lo que vió, estaba mirando de manera ingenua aquel control para seguido de eso, sacudirlo e intentar apretar los botones sin respuesta alguna del mismo.
Entonces decidió sentarse derecho, mirando fijamente la cara de confusión del moreno.. y aquel control que tenía la pantalla en negro

—¿Sin pilas che?—

Le murmuró con su tono egocéntrico, tono que a veces amaba saborear, saboreaba con tanta superioridad el poderlo sacar con el brasileño.. también tenía una enorme sonrisa en su rostro mientras que su pareja lo veía molesto. Para su maravillosa suerte, aquel maldito vibrador se había quedado sin batería.
Tuvo que verdaderamente hacer un esfuerzo para no reírse en voz alta de aquella situación, de que se hubiera zafado tan fácilmente de aquel castigo.