TERCERA PARTE

60 9 2
                                    

El sol entra de manera tenue por la ventana dándole un tono cálido a la habitación, pero para alguien que como yo que tiene una resaca de los mil demonios siento que estoy en frente a un gran foco. Necesito ir al baño, asi que cuando veo noto varias cosas primero que estoy usando una playera muy grande, no estoy en mi habitación, a menos que cambiara todo a tonos negros y grises mientras me fui de fiesta y que no recuerdo como llegue hasta aquí.

Solo recuerdo haber estado cantando con Mina, haber visto a Darien y... si lo que creo que estaba viniendo a mi mente realmente paso, estoy en graves problemas, me levanto rápidamente de la cama y busco frenética mi ropa.

—Hasta que despiertas.

Asustada me giro hacia la puerta y si no sintiera mi cabeza estallar, me deleitaría con la vista de Darien con solo un pantalón de deporte puesto y su torso magníficamente desnudo. Me tiende un vaso con jugo y unas pastillas, con cautelas tomo ambas y antes de darles las gracias está girando hacia la puerta.

—Toma dos pastillas hay ropa esperándote en el baño, después de eso tenemos que platicar.

Resignada lo obedezco y sin ánimos me enfilo al baño, mientras me aseo no sé cómo afrontarlo ya que debe estar decepcionado de mí, su prometida siempre pulcra, ecuánime, serena, la vio anoche de una manera nada "delicada" y...

Un momento, ya no somos nada asi que el que me regañe o me vea de manera mala ya no le corresponde. Con esa determinación termino mi baño y pongo la ropa que me dejo que curiosamente, es totalmente opuesto a lo que utilizo cuando lo veo, pero que es algo muy de mi agrado. Un conjunto de falda y blusa, más ropa interior que me da miedo preguntar porque me queda también es mi escudo para salir. Trenzo mi cabello y voy hacia él.

—Que guapa te vez, estoy haciendo un desayuno muy ligero.

—Gracias

Sonrojada y algo desconcertada me acerco hasta donde esta y veo que está picando fruta.

—¿Puedo ayudarte?

Esperando que me diga que no, ya que siendo sincera soy pésima en la cocina, observo como se mueve por la cocina con aun su torso desnudo. Claro que no es queja solo una muy buena observación.

—Faltan unas manzanas, si las puedes cortar me ayudaras bastante.

Rayos, bueno no quedando de otra me lavo rápido las manos y me acerco hasta la barra donde puso un par de manzanas, una tabla y un cuchillo. El cual tomo y la verdad lo veo muy pequeño, quiero algo más grande no sea que me vaya a cortar, veo un mueblecito donde están varios cuchillos y tomo el más grande. Perfecto.

Poniendo una manzana en la tabla veo que no se mueve procedo a cortarla, cuando hace un ruido fuerte el cuchillo contra la tabla me espanto, pero pude cortar la manzana a la mitad, de pronto me espanto porque Darien me quita abruptamente el cuchillo.

—¿Qué haces? Si no sabias hacerlo me lo hubieras dicho, ya eres una adulta, tendrías que saber hacer algo tan fácil. Mejor vete a sentar.

El tono tan duro, sus gestos tan bruscos... hacen que quiera salir corriendo, pero lo único que hago es empezar a llorar. Me siento tan inútil, sé que debería saber más cosas como el cocinar, pero siempre fui muy mimada y cuidada que algo tan sencillo no lo puedo hacer.

—Lo siento... no se hacer las cosas bien... soy una carga para ti...

Darien deja lo que estaba haciendo y se acerca hasta mí, tierno me toma de las manos.

—Lo siento, si reacciones asi fue porque me asusté, pensé que te podías lastimar.

No quiero escucharlo o no puedo escucharlo. Todos estos años y meses tratando de agradarlo y él siempre con su cara de indiferencia hacen que mis inseguridades y miedo florezcan.

—Soy una carga lo se... ahora se... porque no me amas... me cambiaras por alguien lo se...

Quiero salir de ahí alejarme, trato de zafarme del agarre de él, pero solo me sujeta más fuerte y me toma el rostro con una de sus manos.

—No llores pequeña, disculpa si fui rudo. No me gustaría que salieras lastimada y lo único que quiero ver en tu piel son mis besos y lo que te deje marca sean mis caricias.

Antes de detenerlo me está besando de la forma más dulce posible, sus labios besan los míos de una forma que hacen que mis piernas tiemblen, mi estomago sienta miles de descargas y tengo unas ganas de devorarlo por completo. Pronto los besos suben de tono y cuando quiero darme cuenta, él me estaba llevando hasta su habitación.

Quiero decir algo, pero sus besos impiden que lo haga, siento el colchón en mi espalda y sobre de mí su fuerte cuerpo que me inmoviliza, aunque la verdad sea dicha no es queja. Sus carisias son cada vez más atrevidas. Siento como sus manos recorren mis piernas y van cada vez subiendo más y cuando me quiero dar cuenta me está tocando entre las piernas.

—Darien, no...

—Déjame probarte pequeña.

Antes de que pueda detenerlo, el baja hasta mi entrepierna y haciendo a un lado mi ropa interior ya está lamiendo, saboreando y volviéndome completamente loca, lo único coherente que puedo hacer es gemir, mientras me pego más a su rostro.

—Sabes tan dulce mi pequeña, vamos regálame tu miel.

Sus palabras hacen que mi corazón y mi humedad estén tan alocados que solo puedo obedecerlo. No pienso si estamos juntos o no, si esto es lo correcto o no, lo único que puedo hacer es romperme en mil pedazos y entregarme a la pasión que este hombre desata en mí.

***********

Sostengo a mi pequeña mientras trata de recuperar el aliento. No salió como pensaba esta mañana, pensaba alimentarla, regañarla un poco por lo que hizo ayer, No le hablaría sobre nuestro encuentro en el carro, pero el que tomara alcohol sin acompañantes para que las cuidaran, hablar de nuestro compromiso, pero el verla tan indefensa y tratando de ayudarme, sus palabras, calaron muy profundamente en mí.

Y lo de hace rato... fue algo tan inesperado que aún no sé cómo poner mis pensamientos en orden sobre todo porque era algo que deseaba hacer, pero no tan pronto. Las lágrimas de ella hicieron algo en mí que me establecieron confusión en mí. Tanto asi que perdí la poca razón que tengo cuando estoy con ella. Aun con su sabor en mi boca, le doy un tierno beso.

—Te dejo para que te recuperes un rato, termino de hacer el desayuno y te espero, ya que aún tenemos que hablar.

Me levanto, sin tratar de hacerle caso a mi erección, primero necesito hablar con ella y ya después... ya después dejare salir por fin la pasión que siento por ella, porque nunca le daré su libertad, ella es mía desde que nació.

No hay vuelta atrás. 

AMOR DE TIEMPO ETERNOWhere stories live. Discover now