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Jungkook


Estoy atendiendo una llamada importante con el tío del rubio, me informa de todo lo que ha ocurrido en su reunión con el jefe de los Seizu.

—¿Qué hay de la fecha? —indago mientras me paseo por la pequeña habitación.

—Todavía no lo decidimos, pero cuando la tenga serás el primero en saberlo —contesta.

Camino hacia la ventana que me da la vista hacia el patio, mientras escucho la voz de Tsubasa.

—Ok —musito, mientras con mi mano derecha me encargo de abrir la cortina y dejar que la luz del sol entre a la habitación.

—Sentencié a muerte a Seizu, si toca a mi familia —continúa hablando, mientras yo decido escucharlo.

—Lo hará y lo sabes, sino lo matas tú lo haré yo, volaré hasta su territorio y lo degollare frente a todo su clan —menciono molesto.

Veo cómo el portón se abre y un auto entra a mi casa. Alzo mi mano para llamar la atención de Yoongi, este se pone de pie de manera lenta y se encamina hasta donde me encuentro.

—¿Qué sucede? —cuestiona de mal humor.

Señalo el auto y espero por su accionar.

—Yoongi está preparando un buen cargamento, cuando esté listo te lo hare saber y hablaremos de la parte que te corresponde.

Mi primo observa el auto y luego a mí.

—Es solo el amigo de Jimin —dice como si no le importase.

Se aleja de mí y vuelve a tomar asiento.

—Esperare tu llamada, Jeon —dice, de acuerdo el japonés.

El auto se detiene y la puerta delantera se abre, el amigo del rubio abandona el vehículo, segundos después la puerta trasera es abierta y el pequeño Dai, sale emocionado corriendo sobre el césped húmedo.

La siguiente persona que sale del auto es Jimin con una enorme sonrisa, la cual, desaparece cuando ve el auto Audi de mi madre estacionado a un costado de la casa.

Juega con Dai por unos segundos en el jardín. Ravi, por su parte, no deja de mirarlos, Dai empieza a girar y a girar, Jimin lo imita y unos segundos después cae sobre el césped.

—¿Mi sobrino está bien? —escucho la pregunta de Tsubasa.

—Sí que lo está —respondo.

Observo la silueta de mi madre junto a la de Hana, caminar hacia Jimin, Ravi y Dai.

—Mierda —susurro.

Camino hacia la puerta de la habitación y salgo de está sin decirle nada a Yoon.

—Debo cortar —es lo único que digo al tío del rubio, para luego cancelar la llamada.

Guardo mi celular en el bolsillo de mi pantalón, bajo los escalones de la casa lo más rápido que puedo, logro observar como mi madre, la reina de las víboras acompañada por su aprendiz, se acercan amenazadoramente a Jimin.

Troto para llegar antes de que ambas provoquen al rubio, o antes de que ambas lo humillen de una manera que estoy seguro que no me agradará.

—¡Madre! —exclamo, llamando su atención, pero me ignora.

Jimin se pone de pie con la ayuda de Ravi, y observa a mi madre y a Hana, veo como mueve sus labios, pero no tengo idea de lo que dice.

—Madre —repito, está vez a solo un metro de distancia.

Mi madre me observa de reojo, pero insiste en continuar ignorándome.

—Lárgarte —le ordena mi madre.

No digo nada y me acerco hasta donde el rubio se encuentra.
Jimin sonríe observando a mi madre sin ningún temor al hacerlo.

—¡Pa! —grita Dai al verme, corriendo hacia mí con sus brazos extendidos.

—Hola pequeño —lo saludo y lo cargo, deteniéndome al lado del rubio. —¿Sucede algo? —inquiero, esperando que mi madre, Hana o Jimin, digan algo al respecto.

Hana mira a mi madre y cuando ve que no responde decide hacer lo mismo, aunque por dentro sé que está mordiendo su venenosa lengua.

—Saliste sin mí de nuevo —menciono.

The Black Angel FeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora