"Habitaciones"

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Estaba exhausta luego de mi primer día de clases así que una vez terminamos todo me dirigí a la salida. En mi país natal una vez terminabas el día de escuela de máximo 5 horas uno se iba a su casa... Pero aquí no. Cuando estaba en la puerta de la escuela un chico me tomó del hombro, al verlo era rubio y de ojos muy chinitos, era bastante tierno y lo reconocí ya que estaba en mi clase y su don no era fácil de disimular.
-Oye Shota-san, ¿A dónde vas? Es más rápido ir a los dormitorios por la parte del campus-
-¿Dormitorios?-
Pregunté ladeando la cabeza.
-Oh... No te los han mostrado aún ¿Verdad?-
En ese momento mejore mi postura y empecé a reír.
-Jajaja claro! Esos dormitorios, estaba tan cansada que olvidé que mi padre me lo había comentado. Es que de donde vengo uno va de la escuela a su casa-
El chico sonrió conmigo y me acompañó lentamente a donde debía ir.
-Mi nombre es Mashirao Ojiro, pero puedes decirme Ojiro-
-A mí dime Miku, no me gusta que me traten de "Shota-San", de donde vengo no nos llamamos por nuestro apellido-
-¿Ah no? Bueno, suena interesante ese lugar... Aunque tal vez yo no podría vivir en ningún lugar que no sea Japón, me confundirá mucho-
Él soltó una risita después de decir eso y en unos pocos minutos más ya estábamos en la puerta del edificio.
-Wow este lugar es bastante grande ¿Verdad Mashi-chan?-
Él río justo después de escuchar su nuevo apodo.
-Claro, somos 20 en total y todavía te falta conocer a los de la clase 2-C, 2-B... A los de los tercer año y si quieres puedes conocer a los de las clases de primer año, se nota que eres bastante sociable-
Dijo mientras entrabamos al gran salón.
-Si! Me encanta hablar con la gente, normalmen... ¡AH!-
No llegué a terminar mi frase porque vi como una bolsa de basura venía directo a mí. Puse mi mano frente a mi cara antes de que hiciera contacto y usé mi don "Arrebato", logrando sostener la bolsa en el aire
-Uff... Estuvo cerca... ¿¡QUIEN MIERDA FUÉ!?-
Sólo miré a una chica de cabello marrón que me apuntaba disimuladamente a un enano de cabello morado el cual estaba temblando y pálido.
Inmediatamente tomé con mi poder a aquel chico y lo arrojé por la ventana. Mi cabello emanaba flamas rojas y amarillas por lo que la mayoría de gente del salón me miraba.
-... ¿Qué?-
-¡Nada!-
Respondieron inmediatamente todos al unísono y luego vinieron dos chicos, uno era Ojiro y otro era un chico de cabello mitad blanco y mitad rojo.
-Ese poder de fuego... ¿De quien lo heredaste? ¿De tu madre?-
Preguntó el de cabellos mitad y mitad.
-En realidad de mi abuela materna, ella crea fuego y solamente cuando me enojo aparecen en mi cabello por alguna razón-
El chico miró su mano y luego con esa misma mano tocó mi cabello.
-Es lindo-
Dijo con una sonrisita.
-Graci... ¡Auch!-
De nuevo no logré terminar mi frase porque sentí que uno de los chicos me tiraba del brazo hasta los pasillos de las habitaciones. Noté que era el muchacho que había hecho el primer chiste en clase hace unas horas.
-¡EXPLÍCAME ESTO! ¿¡COMO QUE ESTARÁS FRENTE A MÍ!?-
Miré a donde me apuntaba sin entender nada y vi mi nombre en un cartel pegado a una puerta y luego miré hacia atrás donde había una puerta que decía "Bakugo Katsuki"
-(Ay no...)-
Pensé y luego sentí que volvía a gritarme.
-RESPONDEME-
-MIERDA CIERRA LA PUTA BOCA O VOY A CERRARTELA YO MISMA DE UN ZAPATAZO EN LA JETA-
Cuando dije eso este chico se me quedó mirando asombrado y luego sentí que me soltaba y levantaba su mano para colocarla alrededor de mis mejillas.
-Intenta callarme y te exploto la boca maldita perra bastarda.-
En ese momento usé mi poder de arrebato y levanté mi mano agarrándolo también de las mejillas.
-¿Con qué? No puedes, acabo de arrebatarte tu poder-
Hice una pequeña explosión y eso hizo que él me soltara, así que lo solté también.
-Tu poder... Mierda, tu don es copiar poderes!?-
Dijo enfadado, se ve que alguien aquí ya tenía un poder parecido.
-No, mi don es robar poderes y objetos, ahora si ya terminaste con el interrogatorio me iré a descansar.-
Le dije dándome la vuelta para abrir la puerta de mi habitación.
-Pff, ¿Te irás a dormir? Son las 7 de la tarde-
Lo miré alzando una ceja
-¿Tú a que hora te duermes chico malo? ¿A las 8?-
Él frunció el ceño y se metió a su habitación, desde afuera podía oir como protestaba. Finalmente me metí a mi cuarto y me tiré en la cama a dormir un poco.

Una Argentina En La UADonde viven las historias. Descúbrelo ahora