Miraba con una sonrisa engreída la situación, lo tenía tal y como quería, lo doblegó tanto que con solo un chasquido podía hacer que se arrodillara ante el...
Se convirtió en su Dios...
Pero oh, espera el no es como los demás, el es especial, cuidad...
Advertencias: celos, violencia, obsesión, manipulación, lenguaje vulgar, faltas de ortografía.
Nota: no pregunten por el título, ni yo sé __________________________________________
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Su respiración era rápida, su corazón latía a mil, la sensación punzante en su pecho y esa sensación de sentirse inferior e inseguro estaba nuevamente presente, era conocido por tener un ego muy alto, el debía ser el primero en todo, en su trabajo, con sus amigos e incluso familia, le gustaba sobresalir y ser el mejor en todo lo que hacía, sobretodo con su amante, el brasileño lo tenía loco, provocando ese sentimiento que ninguna vez en su vida experimentó, ni con Georgina, era extraño y a la vez adictivo, la sensación de ser descubiertos y la adrenalina que sentía cuando se estaba cogiendo a Ricardo en los vestidores con miles de aficionados afuera y con el riesgo constante de que algún compañero o personal entrara y los viera era simplemente excitante.
Le gustaba dominar y siempre tener todo controlado, por eso no era de extrañar cuando empezó a decirle cómo vestir a Ricardo, este ingenuamente accedía poniéndose ropa que era tres tallas más grande que la suya, camisas que le llegaban hasta el trasero y ropa deprimente, sabia que el chico tenía talento, pero lo que más le llamo la atención fue su belleza y su fanatismo por la evangelización, le pareció curioso pero así era, además de tener a personas tan influyentes en su círculo social, al principio solo lo veía como una forma de distracción y juego, pero por el tiempo se volvió adicto, adicto a esa piel pálida y esos ojos grandes que lo veían inocentemente, a tal punto que esperara con ansias los días de encuentro.
Solo eran revolcones, amantes de una sola noche y al otro día el se despertaba temprano, pagaba la reservación en el hotel, pedia desayuno para su amante y se iba, pero conforme el tiempo avanzaba se sentía cada vez más atraído, al punto de llevarle flores hasta su departamento, recogerlo en la noche para llevarlo a cenar, idas al cine, regalos lujosos y viajes largos con reservaciones en los hoteles más exclusivos de casa ciudad y como última fase llevarlo a casa para presentarlo descaradamente con su familia, sus hijos, su madre y por supuesto Georgina, solo dijo que era un amigo y tontamente lo recibieron de la mejor manera, cenaron de lo más tranquilo y Georgina le trato de una forma tan amable que Ricardo se sintió patético con el hecho de pensar que el era el amante de Cris, parecía que amaba sentir euforia, y valla que si lo era, cuando deslizó su mano bajo la mesa y tocaba el muslo izquierdo del brasileño mientras veía atentamente como su madre contaba una anécdota de cuando era joven, nunca sintió culpa por qué nunca amo a Georgina, solo le gustaba, pero nunca hubo algún sentimiento más haya de la atracción, por ello no sentía culpa por serle infiel e inclusive llevar al amante a su hogar.
Sabía que era una mierda de persona, pero vamos es Cristiano Ronaldo, el tenía el dinero y sabía que si Georgina se enteraba no era lo suficientemente estupida como para pedirle terminar, todo estaba tan fríamente calculado que le encantaba, supo que estaba mal cuando sentía la necesidad de verlo siempre, incluso cuando volvió a fichar por el Milan se tomaba el tiempo de reservar fines de semanas solo para viajar a Italia e ir a verlo, pronto esos encuentros en los que solo iba a tener sexo con el se convirtieron en salidas o noches charlando de su día a día, le encantaba que el hablara así podría escuchar lo que hace y poder admirarlo al mismo tiempo.
