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LUNA♪

Siempre me ha encantado el lavabo de mi cuarto de baño, tiene una gran encimera de mármol a su alrededor, de manera que me podía subir a ella cada vez que quería maquillarme o peinarme para verme más detalladamente, me encanta hacerlo.
No recuerdo mi vida sin subirme aquí arriba, todas las cosas importantes que he tenido que hacer han sido planificadas aquí, cada maquillaje, cada peinado para ir a una fiesta, para ir al club, todo.

A mi padre nunca le gustó que me subiera aquí, siempre decía que era una pieza delicada y que se podía romper, además de decirme que me haría daño. Últimamente lo decía menos, pasaba tanto tiempo con el móvil que creo que no tenía ojos para ver nada más, como mi madre ahora, aunque se haya ido sigo pensando que son tal para cual.

Observo la plancha para ver si ya ha llegado a la temperatura correcta, pero antes de eso agarro protector térmico, pero en cuanto lo voy a coger suelto una sonrisa al verle reflejado en el espejo observando la estantería de mis libros.

—¿Te gusta leer?—pregunto haciendo que desvíe su mirada hacia mi.

—Nunca ha sido mi gran hobbie, pero Laurel escribe libros, ¿sabes?, Belly me obligó a leerlos juntos, este año ha escrito otro, pero Belly aún no ha sugerido nada.

—¿Te llevas muy bien con ella, no? Con Conrad no es igual, ni siquiera con Steven.

—Sí.—sonrió.—Es mi mejor amiga, ¿sabes? Aunque haya una tal morena que me la quiere robar.—suelto una carcajada al ver como me señala, así que me doy la vuelta paga mirarle directamente.

—Yo no robo nada, ni siquiera soy capaz de cogerle a mi madre dinero del bolso.—confieso con una sonrisa.

—¿No me dijiste que la luna robaba corazones?—pregunta mientras se acerca a mí poco a poco.

—Dije la luna, no yo.

Jeremiah sonríe divertido y se coloca justo a un par de pasos de donde estoy subida, aunque estoy bastante alta él sigue siéndolo más que yo, así que no puedo evitar sentirme pequeña, no solo por la altura, si no por la situación.

Nunca ningún chico había entrado en mi habitación, bueno, más o menos, Víctor una vez entró, pero aún era mi amigo y todo estaba muy cambiado, no era quien soy ahora, con los mismo gustos y aficiones, no era yo. Así que me pone bastante nerviosa ver a Jeremiah merodeando por ahí, viendo cada detalle de la habitación que si investigas bien te cuenta como soy yo, además que me vea tan despeinada, recién salida de la ducha y sentada en el mármol apunto de plancharme el pelo y con mi peor pijama me causa algo de inseguridad, pero él parece estar muy cómoda, parece disfrutar de esto y eso me hace sentirme mejor, me hace no sentirme juzgada, sino querida.

—¿No es un poco raro tener baño propio y encima con puertas corredizas? Sí las abres mucho parece que no hay paredes.—Jeremiah señala las puertas, ahora mismo el baño está a escasos metros de la cama, pero si cierro las puertas parece que está a kilómetros.

—¿No es un poco raro juzgar mi habitación? No eres arquitecto.

Jer finge estar ofendido y se lleva la mano al pecho, pero no le dura mucho, tarda apenas unos segundos en romper el espacio que hay entre ambos. Pone sus manos a los dos lados de mis piernas e inclina su cabeza haciendo que quede muy cerca de la mía.

Había aprendido algunas cosas de Jeremiah los últimos días, como por ejemplo que le encanta Ariana Grande, que de pequeño se tragó una tinta marrón para ver si se le ponían los ojos marrones y estuvo ingresado una semana, y que usaba muy poco perfume, ahora está tan cerca de mí que parece que se ha echado litros, puedo oler perfectamente.

MOON | Jeremiah FisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora