Capítulo 8: Mandatos

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Estefanía se para delante de todos los niños, ella es ahora la autoridad máxima, es como la reina de este lugar. Una reina que habla tartamudeando a veces, deben ser los nervios.

Estefanía: Como decía... Todos ustedes aquí tienen magia, así que por favor, necesito que me sigan. No son muchos así que no se queden atrás.

Empezamos a caminar, y al mirar a mi madre, noto su mirada de preocupación. No la culpo, yo también estaría inquieto si mi hijo se va a quién sabe dónde con una niña y un grupo de muchachos que no superan los quince años de edad. Ahora que lo pienso, ¿cuántos años debe tener esta puma?, si mal no recuerdo ella pasó cinco años entrenando. Entonces debería de tener quince más o menos, aun que no lo aparenta. Mientras estoy en mis pensamientos, una voz familiar me regresa a la realidad, al dar la vuelta me percato que es la misma gata que conocí en el festival. 

Noah: Hola, Coral. ¿También tienes magia?

Coral: Sí.

Noah: ¡Qué bien! ¿Y desde cuándo? ¿Esta mañana?

Coral: De hecho, desde el año pasado.

Noah: ¿Qué? ¿Cuántos años tienes?

Coral: Tengo 11.

Noah: ¿11?, yo también tengo 11... ¿Los obtuviste a los 10?

Coral: Sí. Mi mamá dice que es porque algunas fursonas obtienen su don más temprano, algunos más tarde.

Eso hace que mi teoría que Estefanía tenga quince años se desmorone, pero no entiendo, ¿desde los cuántos años ha estado entrenando?, ¿y si esta puma tiene menos de 10? No, es imposible que alguien entrene desde los 5 años. Miro a mi amiga. Será mejor que termine con estas preguntas sobre la otra niña, mejor que centro en quien tengo la posibilidad de conocer mejor.

Noah: ¿Puedo preguntar cuál tienes?

Coral: Sí, puedo teletransportarme.

Noah: Wow. ¿O sea que puedes irte del país si quieres?

Coral: No, mientras sepa la ubicación y que eso existe. No puedo ir al espacio por ejemplo, tampoco salir si lo único que conozco es este país.

Noah: Ya entiendo.

Coral: ¿Y tú?

Noah: Yo tengo Telequinesis.

Coral: Wow... ¿Qué es eso?

Noah: Puedo hacer mover cualquier objeto.

Coral: ¿En serio cualquier objeto?

Noah: Eso creo, no pude levantar un lápiz de color, creo que me costará más. Pero, persianas, regaderas, palas, eso sí.

Llegamos a una sala muy grande de color blanco, hay sillas ordenadas en filas, veo cámaras en las paredes y una puerta grande. La puma se coloca delante de la puerta y nos hace sentarnos. Según sus palabras, ahora debemos de esperar hasta que seamos llamados. Junto con Coral buscamos un lugar donde hayan sillas desocupadas para esperar nuestro turno.

Coral: Intenta hacerlo lo más fuerte que puedas, creo que ese es el punto de esta prueba.

Noah: ¿Tú crees?

Coral: Mi papá me dijo eso. 

La voz que sale del parlante dice el nombre de Coral.

Coral: Bien, es mi turno, deséame suerte.

Noah: (Alzo la mano) Suerte (Sonrío)

Me quedo solo por un momento esperando a que Coral salga para seguir hablando. Mientras espero me dedico a ver a mis al rededores, los demás muchachos están muy nerviosos también, algunos parecen que desean entrar. Y otro, un perro que está alejado de los demás, sólo en una silla sólo mira algo en su mano. Al rato se abre la puerta y sale Coral, la noto media rara, está cabizbajo y agarrando su brazo. Se sienta al lado, no sé si deba preguntar, pero mi curiosidad es más fuerte.

RefugiadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora