II

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El fin de semana se había convertido en una tortura para el argentino quien no podía evitar el recuerdo borroso de la fotografía y el escenario que había creado. Le perseguía y carcomía la conciencia al sentir una inevitable culpa ante lo que había hecho, pero se sentía satisfecho al imaginar al mexicano sobre él o bajo él.

De todos los escenarios que alguna vez hizo en su cabeza con Kevin, ahora también estaban aquellos de atracción sexual. La sensación era extraña pero al contrario de parecerle incómoda o indebida, le parecía algo lo cual deseaba y quería también.

Pero la culpa de sentir tal deseo hacia su amigo, ahora lo hacía sentir impropio junto al amor y cariño que tenía por él. Amaba a Kevin pero ahora también quería coger con él.

El inicio de la semana había llegado; se apuró en llegar temprano a la universidad con tal de no coincidir con el mexicano a tal punto que le había costado dormir al imaginar todos los escenarios posibles que llegarán a pasar para estar precavido, aunque a pesar de cuentas toda su planeación no había servido de nada cuando se encontró al contrario justamente apoyado en la pared en la entrada del salón de su materia.

El mexicano se incorporó y con una suave sonrisa se acercó hacia el argentino quien permanecía quieto en su lugar. Kevin siempre lo llegaba a intimidar de formas que él mismo no podía explicar.

— ¿Estás trompudo o quieres un beso? — Susurró al estar lo suficientemente cerca de Julián quien cruzó su mirada con los ojos marrones y cálidos de Kevin. El olor de café y fruta fresca llegó a su nariz. Era probable que apenas hubiera terminado de desayunar después de haber llegado al instituto.

Se rió suavemente despejando su mirada del rostro del mexicano y se relajó como pudo.

— Qué ofrecido sos, ¿Viste? — El mexicano se rió de sus palabras y puso su brazo sobre el hombro del argentino para entrar al salón junto a él. La sala estaba sin ninguna persona más que ellos y el viento frío como su único acompañante.

Julián puso sus cosas en el suelo y se sentó sobre una de las sillas siendo imitado por el contrario quien aclaró su garganta para llamar la atención del argentino.

— ¿Estabas ocupado o qué pedo wey? — Era claro a qué se refería el mexicano. No había contestado su mensaje, y el fin de semana lo evitó de cualquier forma: desde una invitación a una partida en línea hasta por no contestar su mensaje de saludo.

— ¡No, para nada! — Se apresuró a aclarar alejándose un poco del mexicano. Se sentía nervioso y como un puberto que después de tanto tiempo descubre que su amiga de la infancia es una mujer. — Es que...

— ¿Fue por la foto? — Kevin se había acercado más a él, mantenía su vista sobre los ojos del argentino quien tragó saliva por los nervios. El mexicano observó los labios de Julián y lamiendo los suyos sonrió sutilmente. — Lo fue, ¿Verdad?

Sus pupilas se dilataron completamente cuando su mirada se encontró con la de Kevin quien le seguía sonriendo para poder hacerlo sentir cómodo con él. Sentía su garganta seca y su rostro caliente mientras que sus manos jugando entre sí, sudaban de los nervios y emoción que sentía en ese momento.

El mexicano tenía al argentino derritiéndose en su mirada por su sola existencia.

Volteó su mirada a otro lado y se enderezó.

— ¡Che, la re flasheaste! — Soltó firme mientras se reía, y volvía su mirada al mexicano quien había quitado su sonrisa y se rió sarcásticamente evitando verse con el argentino.

— ¡Tu mamá wey! — Se alejó de Julián y cruzó sus brazos volviendo a ver al contrario. — ¿'Tons por qué?

— Es que estuve re ocupado con un proyecto. Todo el fin de semana me la pasé ocupado pero... — Miró de reojo al mexicano estirar su extremidades y acomodarse en su lugar. Lo miraba y asentía a lo que decía con su suave sonrisa que contagió al instante al argentino. — pero sabes que siempre que puedo, yo contesto tus mensajes al instante pero la verdad es que podría distraerme con vos y pasar hablando o jugando todo el día en vez de apurarme.

Pensamientos Impuros || CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora