Día 4

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Mutual Pining: sentimientos compartidos, pero ninguno de los dos lo nota o hace algo al respecto.
Dentro del universo canónico.

El camino a casa siempre es aburrido para los tres, por lo que la mayoría de las veces terminan desviándose a algún sitio divertido para matar el tiempo

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El camino a casa siempre es aburrido para los tres, por lo que la mayoría de las veces terminan desviándose a algún sitio divertido para matar el tiempo.

Satoru recoge la lata de Coca Cola de la máquina expendedora, dobla con el pulgar la lengüeta y toma un largo sorbo del refresco. A su lado, Suguru le da una calada a la colilla de cigarrillo que Shoko le ofreció, apretando los ojos debido al desagradable sabor.

— ¿Desde cuándo te gustan estos con sabor a menta? Son malísimos.

— De siempre, solo que suelo comprar los Camel rojos porque a ti te gustan.

— No entiendo cómo les puede gustar esa porquería, menos mal no soy un adicto como ustedes. — Gojo roda los ojos y pasa a un lado de ellos, moviendo con lentitud sus largas piernas para no dejar atrás a sus amigos.

Shoko se encoje de hombros, decidiendo que por hoy no volvería a tener la misma estúpida discusión de siempre con Satoru. Constantemente los cuestiona por fumar, sobre todo a ella, quien suele desayunar, almorzar y cenar cigarrillos. Getou, en cambio, es más un fumador "social", porque por sí solo no suele comprar ni frecuentar el consumo de tabaco.

— Nadie te cuestiona por qué de la nada te volviste adicto a los dulces, déjanos tranquilos. — Getou responde mientras suspira, dándole una última probada al cigarrillo antes de apagarlo contra la pared cercana y botarlo en el basurero.

Gojo opta por soltar un ruido de burla y sacarles la lengua, para acto seguido no volver a decir ninguna palabra más.

El trío camina en dirección a la estación de trenes, contándose chismes, charlando de idioteces, comentando información que habían visto últimamente en internet y haciendo planes para días futuros.

— Deberíamos ir al karaoke, la última vez que fuimos Satoru casi vomita de tanto comer hamburguesas y no pudo cantar. — plantea Shoko, riéndose al recordar su estado.

— Me gusta esa idea. — Suguru apoya, mirando de reojo al albino, quien frunce el ceño con molestia.

— ¡No fue gracioso! Estuve como una semana enfermo del estómago.

— Bueno, nadie te mandó a comerte veinte hamburguesas y cuatro porciones de papas.

— Eres una molestia, Suguru. — se queja, jalando de la ropa al recién mencionado, acercándolo a su cuerpo para enredar el brazo en su cuello.

Caminan así, los dos con sus cuerpos pegados; ambos sintiendo en demasía, a pesar de ser un gesto habitual entre ellos.

El contacto físico entre los tres es frecuente, mas, Suguru y Satoru se tocan de una manera distinta que no pasa desapercibida por la entrometida de Ieiri.

❝SatoSuguFluffWeek 2023❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora