𝖨 𝖧𝖺𝗍𝖾 𝖲𝗐𝖾𝖾𝗍 𝖳𝗁𝗂𝗇𝗀𝗌 ꒷꒦ 𝐊𝐎𝐊𝐔𝐃𝐎𝐔 ｡

⪩⪨ : eight

Kokushibo ya se encontraba harto de la situación, honestamente él no era alguien muy paciente.

Era irritante tener que soportar el aroma dulce aunque fuese muy leve, pero era muchísimo más irritante tener que soportar al rubio a su lado.

Ese tipo de ojos arcoiris llevaba rato "halagando" al pelinegro, diciéndole lo bien que se veía con aquel uniforme mientras que Kokushibo solo quería quitárselo, prefería trabajar desnudo a usar eso.

El Tsugikuni casi quería llorar por la frustración; al ser un principiante, no tenía ni la menor idea de cómo realizar de manera correcta la mayor parte de las indicaciones que venían en el libro de recetas. Douma lo supervisaba en cada movimiento, pero eso únicamente lo molestaba más.

──¡Espera, espera, espera! Tienes que hacerlo así. ──El rubio se acercó y tomó las manos de Kokushibo, guiando estas para que realice el procedimiento de manera correcta. ──¿Lo ves? No es tan difícil. ──Cuando dirigió la mirada hacia el más alto, pudo notar una vena resaltando en su frente; era obvio que estaba más que enojado.

Douma no pudo evitar reírse ante tal escena, el pelinegro no podía ni siquiera quejarse ya que necesitaba esa ayuda para poder aprender bien.

Después de hacer un gran desastre en la cocina, el cual terminó con ambos llenos de harina y con varios de los ingredientes regados por el suelo, finalmente pudieron observar el resultado; un par de pequeños cupcakes de red velvet.

──¡Woah! ¡Se ven demasiado bien! ¿Estás seguro de que esta es tu primera vez cocinando esto? ──Tomó uno de los cupcakes para morderlo y se sorprendió por su sabor, realmente sabían muy bien.

──Sí, ¿a qué sabe? Es obvio que yo no lo probaré. ──Kokushibo solo lo miraba expectante, estaba atento a cualquier reacción que tuviese el rubio pues se sentiría como un completo fracasado si después de tanto esfuerzo aquel cupcake tenía un mal sabor.

──¡Tiene un sabor fabuloso! ──Continuó comiendo el pastelillo hasta terminarlo. Aunque el contrario no quería aceptarlo, se sintió feliz al ver que su primer postre estuvo bien hecho. ──Tengo que felicitarte, no solo por el resultado, sino también por todo tu esfuerzo. ──Le dedicó una dulce sonrisa al pelinegro, quien inevitablemente le sonrió un poco pero volvió a su rostro serio en cuestión de segundos.

Limpiaron muy bien la cocina y saludaron a los empleados que iban llegando, Kokushibo ayudó a limpiar algunas mesas y a acomodar otras cosas.

──Bueno, tu trabajo ha terminado por hoy, tengo que felicitarte de nuevo. ──Douma se paró de puntitas para acariciar suavemente los cabellos de Kokushibo, el cual solo soltó un leve quejido pues sabía que reprocharle no serviría de nada. ──¡Nos vemos mañana otra vez!

──Nos vemos.

"Tan serio como siempre", fue lo último que pensó el rubio antes de prepararse para abrir las puertas de la cafetería, era hora de atender a los clientes.

Los días pasaron de la misma manera, Kokushibo llegaba al lugar para hacer un postre diferente cada día y al terminar ayudaba con la limpieza.

Ya habían pasado tres semanas; la primera fue la peor de todas, tuvo que soportar el olor dulce de todos los ingredientes invadiendo sus fosas nasales, además de soportar al rubio encimoso que tenía por jefe.

En la segunda semana, ya se estaba acostumbrando a todo ese ambiente y era más tolerante con los aromas... Y con Douma.

Y en la tercera semana, incluso había probado un poco de los postres que hizo, obviamente los primeros días sintió muchísimas náuseas y llegó a tener arcadas pero al final de la semana pudo probar sus creaciones sin presentar estos síntomas.

Solamente tenía que trabajar una semana más ahí y al fin sería libre.

Pero quizás la cuarta semana sería la más difícil.