⪩⪨ : seventeen

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Finalmente llegó el día viernes, el cual sería el último día de trabajo en la cafetería para Kokushibo

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Finalmente llegó el día viernes, el cual sería el último día de trabajo en la cafetería para Kokushibo.

Douma fue el primero en despertar, pues a diferencia del pelinegro, él no era tan perezoso. Se miró en el espejo de la habitación y su rostro volvió a arder de nuevo al ver todas las marcas que tenía.

Con prisa, salió de la habitación para buscar al de ojos burdeos. ──¡Kokushibo! ¿Dónde estás? ──Gritó parado justo afuera de la habitación donde había dormido y después de unos segundos vio al nombrado salir de la que suponía era la habitación de Yoriichi.

──¿Por qué eres tan ruidoso? ──Se quejó tallando sus ojos para despertar por completo. ──Vamos a desayunar o se nos hará tarde. ──En ningún momento miró al más bajo pues sabía que no sería capaz de aguantar la vergüenza al ver los chupetones que hizo en su cuello antes de dormir.

Tal y como Kokushibo dijo, ambos se apresuraron a desayunar y después se dedicaron a sacudir sus uniformes, pues habían dormido con ellos puestos y no querían ir a trabajar luciendo como un desastre.

──Mhm, antes de irnos, ¿no tienes una bufanda que me prestes? ──Preguntó el rubio mientras jugaba con sus manitas, pues estaba algo nervioso en ese momento.

──¿Es en serio? Justo ahora está haciendo calor, ¿por qué usarías una bufanda?

──Porque anoche alguien estuvo a punto de follarme y me hizo-

──¡YA, YA! ¡CÁLLATE! ¡IRÉ POR UNA!

Y así fue como Douma consiguió su bufanda para cubrir las evidencias de todo lo que ocurrió la noche anterior.

Después de eso, ambos caminaron con tranquilidad hasta la cafetería, en el camino Douma iba molestando a Kokushibo como siempre, haciendo varias bromas e invadiendo su espacio personal.

Definitivamente eso sería algo que el mayor extrañaría.

El día transcurrió con tranquilidad, pero había algo diferente. El de ojos burdeos estaba más sonriente de lo habitual e incluso hacía algunas bromas pequeñas con sus compañeros, o mejor dicho, amigos.

Todos estaban conscientes de que ese era el último día de Kokushibo en esa cafetería, por lo que todos estaban tristes y algunos no pudieron evitar llorar al despedirse del pelinegro.

Prepararon varios postres para él, el cual degustó cada uno con felicidad, hace mucho que no se sentía tan bien como en ese momento... ¿De verdad tenía que dejar ir esa felicidad para siempre?

El Tsugikuni se había prometido ser más abierto y aprovechar ese día al máximo, por lo que al momento de despedirse (cuando finalizó el turno de la mañana) se atrevió a abrazar a sus compañeros, dejando a la mayoría sorprendidos.

Kokushibo se sentía tan cálido, se sentía como en casa.

──Vaya, sí que te extrañarán. ──Comentó sonriente el rubio mientras observaba la triste escena frente a sus ojos. ──Yo seré el que más te extrañará pero aún no es hora de despedirnos, todavía tienes que ayudarme a cubrir el siguiente turno.

Por primera vez, el pelinegro agradeció tener horas extra en aquel trabajo. El tiempo pasó rápidamente entre bromas y pequeños juegos con su jefe y sus otros dos amigos; Kyojuro y Akaza.

Pero igual que con sus amigos del primer turno, llegó la hora de despedirse y cerrar el local.

──Ha sido genial haber compartido tanto tiempo contigo. ──Dijo Douma mientras extendía una pequeña cajita hacia Kokushibo. ──Son cupcakes de red velvet, ese fue el primer postre que hiciste, ¿lo recuerdas? Tómalo como un regalo de despedida.

Al pelinegro se le cristalizaron los ojos, sentía ganas de llorar por aquel hermoso regalo. ──Gracias. ──Fue lo único que pudo pronunciar para no romper en llanto frente a su jefe. Después de eso, ambos salieron de la cafetería y Kokushibo la miró por última vez.

──No sabes cuánto le agradezco al tonto de tu hermano que haya mentido sobre tu cumpleaños. ──Rió mientras revolvía los cabellos del chico a su lado, de verdad agradecía haberlo conocido. ──¿Nos vamos? Te acompañaré a tu casa.

El de ojos burdeos suspiró un poco antes de asentir y caminar junto al rubio rumbo a su casa.

En el camino, Douma sujetó una de las manos de Kokushibo quien sorprendentemente no se quejó e incluso correspondió al agarre.

Ambos estaban sonriendo en ese momento, pero no se veía muy bien debido a la poca iluminación que había.

Descubrieron que eran tan felices juntos.

Descubrieron que eran tan felices juntos

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𝖨 𝖧𝖺𝗍𝖾 𝖲𝗐𝖾𝖾𝗍 𝖳𝗁𝗂𝗇𝗀𝗌 ꒷꒦ 𝐊𝐎𝐊𝐔𝐃𝐎𝐔 。Where stories live. Discover now