01 | Besos que curan

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Jae Hyun llega cojeando a su habitación, con su labio partido y sus ropas llenas de fango

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Jae Hyun llega cojeando a su habitación, con su labio partido y sus ropas llenas de fango. Enojado y maldiciendo de todas las formas posibles al jefe de guardia, quien lo entrena en la lucha de cuerpo a cuerpo.

Esta vez su enojo se deriva a que se enfrentó a alguien mayor que él, como de veinte años y pasando de los 70 kilogramos. Ese sujeto era enorme, era ridículo que le ganara solo con golpes, porque Jae Hyun apenas tendría su decimoquinto cumpleaños en dos semanas, por lo que su cuerpo aún no está desarrollado al cien por ciento. Pero eso al jefe no le importó.

—Tsk —chasquea la lengua una vez está frente al espejo de su baño, tocándose su labio partido y viendo que aún escurre sangre por su mentón.

El sonido de la tina llenándose con agua lo distrae cuando su pequeño amigo entra corriendo a su habitación.

—¡Príncipe Jung! —chilla con horror el menor, viendo el pómulo de su príncipe lastimado y la sangre en su mentón.

—Tranquilo, Doie, no es nada.

Jae Hyun se aleja del espejo, quitándose las ropas sucias, para después entrar a la tina mientras cierra la llave del agua. Do Young toma las ropas sucias y la pone sobre la cesta para lavar, para después ir y tomar asiento en el banco a un lado de la tina.

Jae Hyun está con los ojos cerrados, reposando su cabeza y brazos sobre la orilla de porcelana, con su cabello mojado y ya su rostro libre de fango, soltando un suspiro cuando siente que el menor comienza a poner sus manos sobre su cabellera.

A Do Young le gusta lavarle el cabello a su príncipe -un hábito que se formó hace dos años-, pues le encanta acariciar la suave melena marrón. Además de que ama oler ese delicioso jabón de jazmín cuando lo frotaba para hacer espuma.

—¿Le duele, príncipe Jung? —pregunta el menor con preocupación, viendo la piel desnuda de los hombros de su príncipe, siendo adornada por más golpes.

—No tanto como parece —responde simple el mayor, reprimiendo un jadeo cuando el menor pasa la punta de sus dedos por la zona, pero no porque le doliera, sino por el pequeño escalofrío que recorrió su columna.

—¿Está seguro? —susurra Do Young, viendo esas feas marcas en aquel bello cuerpo.

—Completamente —abre los ojos y mira los luceros del menor, regalándole una sonrisa para tranquilizarlo.

Do Young le corresponde la sonrisa, ya más tranquilo y finge creer en las palabras de su príncipe. Mientras Jae Hyun vuelve a cerrar los ojos y recuerda aquel momento frustrante, pues no solo fue no vencer a aquel sujeto, sino que cuando Jae Hyun paró de pelear y le recriminó al jefe de guardia que aquella pelea era injusta, precisamente cuando iba pasando el rey con su consejero. Pero, para ese momento, Jae Hyun no se había dado cuenta de su presencia hasta que escuchó a sus espaldas las siguientes palabras: La vida no es justa, Jae Hyun, aprende eso.

La noche triste | jaedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora