[03]

199 34 35
                                    

Dos días habían pasado desde que había ocurrido el primer acercamiento, y ahora Kyojuro sentía que moriría de los nervios en cualquier segundo.

Se regañaba así mismo una y otra vez por lo ocurrido en el bosque; «¿Por qué no lo mataste?, ¿Por qué dejaste que se fuera?, ¿Qué te sucede?» entre otras cosas.

Y a pesar de regañarse internamente y odiarse a sí mismo, ahí estaba otra vez. Viéndolo. Estaba tras un árbol de hojas verdes; había pasado lo mismo que hace dos días. Simplemente caminó a la nada "en contra" de su voluntad y lo encontró.

Akaza también lo estaba viendo. Estaba sentado en una de las ramas de un árbol que tenían la suficiente fuerza para sostenerlo. Estaba recargado en el tronco y lo veía curioso desde arriba.

Él, por su parte, lo veía desde el suelo detrás de un árbol como si estuviera escondido.

Solo hacían eso, mirarse. Pensamientos defensivos sobre sacar su katana y rajar la garganta ajena hasta arrancarle la cabeza pasaban una y otra vez, rápidamente convertidos en «No pasará nada. Está bien, todo está bien»  y tal cuál empezaron a verse entre ambos; se olían.  Era irónico. Lo odiaba; estaba seguro que lo odiaba y que su sola presencia le irritaba por el recordatorio de su fracaso. Pero incluso odiándolo, lo sabía.

Sabía que de alguna forma, necesitaba verlo.

No tenía una razón, tampoco planeaba decírselo a nadie. Y entonces, se convirtió en una de las cosas que más odiaba en el mundo: Un traidor. Porque eso era. Estaba traicionando la prestigiosa confianza de su patrón y estaba incinerando en su propias manos todo por lo que trabajó. Miles de personas habían muerto en las selecciones de cazadores con el deseo de algún día convertirse en un Hashira y estar en el lugar en el que él estaba. Lugar que ahora estaba manchado por su incompetencia y falta de disciplina.

Los cazadores tenían normas, como todo en esta vida: Matar demonios. Era lo único que importaba. No había demonios buenos, no había demonios que cambiarán las cosas, no había esperanza con ninguno de ellos vivos. Y aquel que por alguna razón decidiera aceptar la mano de uno para convertirse en un ser nocturno o siquiera negarse a decapitarlo recibía lo esperado; Muerte. No solo para él, sino para aquel que lo entrenó. En ese caso, su padre.

Si alguien se enterará de que él se veía con un demonio y que no se esforzaba mínimamente para matarlo, su propio padre tendría que asesinarlo y después suicidarse por romper el código de honor.

E incluso sabiendo esto, ahí estaba; de pie mirándolo a los ojos. Intentando aprender cada minúscula facción. Casi como si quisiera aprenderse cada rasgo de su rostro. La luz de la Luna alumbraba su rostro blanquecino con líneas azules y sus ojos brillaban aún más de lo normal. Su rostro era tranquilo, y por un momento pensó en que era casi humano.

Escalofríos.

Desvió la mirada y un pequeño gruñido salió de su boca. Estaba mal lo que estaba haciendo.

Cuando el olor a humo empezó a invadirlo de nuevo, aquellos pensamientos sobre su traición se esfumaron por completo, casi como si no hubieran existido. «Pero, si no hay demonios buenos, ¿Qué sucede con ella?»

Ah, "Ella": Kamado Nezuko. Hermana de uno de los cazadores de demonios que últimamente se había vuelto famoso entre las pláticas Hashiras o reuniones: Kamado Tanjiro, o bien, como él le decía "Chico Kamado". Era un joven pelirrojo el cuál había sobrevivido a la selección de cazadores exitosamente, había matado a varios demonios y se caracterizaba por su enorme fuerza e impresionante resistencia. Si bien no era comparada con la de un Hashira, para el nivel en el que estaba era demasiado bueno. Sin embargo no destacaba por eso, sino por otro detalle, y ese era por su puesto, su hermana.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Oct 24, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

"TE PROMETO." | Omegaverse.Where stories live. Discover now