OO: Prólogo

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Momo se encontraba empacando su maleta, la mañana siguiente tendría que tomar el vuelo a primera hora y su madre le había dicho claramente que tenía que tener cuidado y seguir las instrucciones que ella le habia dado; incluso le dió una lista.

El vuelo era hacia Corea del Sur, había recibido una beca de parte de la universidad de bellas artes, en la que había sido destacada por los grandes reconocimientos y becas que daban a sus estudiantes más destacados.

Momo había sido becada por sus grandes movimientos y ritmo al bailar. Había sido becada principalmente por su gran creatividad al crear coreografías dignas de una coreógrafa profesional.

Esa noche durmió ansiosa y emocionada por el viaje, ya se veía en la universidad, tomando sus clases y adquiriendo más conocimientos sobre su especialidad; el baile.

Esa noche durmió ansiosa y emocionada por el viaje, ya se veía en la universidad, tomando sus clases y adquiriendo más conocimientos sobre su especialidad; el baile

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Si era sincera, tan solamente había dormido dos horas, no eran suficientes, pero la emoción le hacía olvidar aquello.

Al llegar al aeropuerto, su madre no la soltó hasta que la vió subirse al avión. Momo estaba agradecida por la preocupación de su madre, pero tenía que aceptar que al hacia sentir una niña. Ella ya tenía veinte años, y a pesar de no ser una adulta aún, sentía que su madre la seguía tratando como si tuviera doce.

El viaje había sido cómodo, era su primera vez en avión por lo que el miedo se instaló en ella, pero al ver que era seguro poco a poco se relajó y logró llegar a salvo a Corea

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El viaje había sido cómodo, era su primera vez en avión por lo que el miedo se instaló en ella, pero al ver que era seguro poco a poco se relajó y logró llegar a salvo a Corea.

Al llegar, la mejor amiga —de la infancia— de su madre le estaba esperando. Era una de las instrucciones que le había dado su madre; aún tenía la lista en el bolsillo a petición de su madre.

La señora Minatozaki le esperaba en el aeropuerto junto con su hija menor; Minatozaki Sana. Su amiga de infancia.

Sana —al igual que las madres de ambas— era su amiga de infancia, había estado juntas desde que eran tan solo unos fetos en la panza de sus madres. Nacieron, crecieron y convivieron juntas por diecisiete años. La más alta de las dos había ido a Corea del Sur por cuestión de trabajo por parte de su padre, Momo tuvo que despedirse de ella con el moco de fuera y las lágrimas en sus mejillas. Ambas se adoraban como hermanas.

Su amor era más que el de una amistad normal, sentían la necesidad de contarse todo y hacer todo juntas, nunca se habían separado, hasta ese día.

La pelinegra apenas llegaba a Corea y ya sentía los nervios en todo su cuerpo, especialmente en sus manos sudadas.

Bajó del avión y se encontró con una hermosa escena, la familia Minatozaki recibiéndola con una pancarta de bienvenida y globos; bastante adorable a decir verdad.

Abrazó a la familia entera, dejando lo mejor para el final. La abrazó como si su vida dependiera de ello, ambas lloraban por el reencuentro, como la última vez que se vieron.

Toda la familia —incluyendo a Momo— llegaron al recinto donde vivían los Minatozaki, Momo entró a la habitación de su mejor amiga y se instaló al instante, dejando su maleta de lado y poniéndose al día con la más alta de las dos.

— Entonces, ¿Me estás diciendo que recibiste una beca para la mejor Universidad de Bellas Artes del continente? No me la creo, Momo — Momo río avergonzada, pero orgullosa de sí misma.

— Estoy feliz de la beca, pero estoy muy nerviosa. Mañana es el primer día y no se si voy a encajar, aún no se coreano — Sana asintió entendiendo aquello. Aún recordaba cuando estaba en su posición, su primer no hablaba para nada coreano y tuvo que averiguar por su propia cuenta todo.

— Tengo empatía, ¿Sabes? — río la castaña — Yo te puedo enseñar, además — pausó mirando a su mejor amiga con una media sonrisa — Yo también voy a esa Universidad, ¿Acaso no te lo dijo la tía Hirai? — cuestionó, refiriéndose a la madre de la pelinegra.

Momo estaba en shock, no sabía que Sana asistiría a la misma universidad que ella, estaba perpleja, pero más que nada estaba furiosa con su madre.

— ¿Por qué no me habías dicho? — cuestionó con desespero la menor.

— ¿Decirte qué? — respondió su madre al otro lado de la línea, estaba confundida.

— Sobre Sana, ella también asistirá a la misma Universidad de Bellas Artes que yo — exclamó con furia y decepción.

— Oh... Lo olvidé — su madre no dejó que Momo le reclamara pues había cortado la llamada.

— Cobarde... — declaró Momo con el ceño fruncido.

Dejó su celular en la mesa de noche y se acostó de su lado de la cama. Sana estaba a su lado —dormirían en la misma cama— estaba leyendo un libro mientras escuchaba música, de vez en cuando tarareaba parte de la canción.

Tendría que dormir temprano, mañana sería un día muy importante para ambas. A los pocos minutos ambas ya estaban con ropas cómodas y con la mant calientita hasta el cuello, Sana tenía un antifaz para dormir mientras escuchaba música aún con sus audífonos. Momo no podía dormir, estaba ansiosa por conocer la universidad, quienes serían sus futuros compañeros y compañeras, estaba tan feliz y emocionada que apenas y pudo dormir, pero que más da, de todos modos tenía planeado despertar temprano para prepararse adecuadamente.

Sobreviviendo al Cliché ❘ MOMO HAREM [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora