La familia no tiene que ser sanguínea.

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El sonido del agua de la regadera se hacía escuchar, el vapor salía desde la puerta del baño como si el agua estuviera hirviendo; lavaba su cuerpo con tanta fuerza que su piel estaba roja por la ficción que ejercía; sus lágrimas caían por su rostro de la impotencia, sentía asco, tanto asco, que sentía las manos de esos hombres otra vez recorriendo su cuerpo.
Esa sensación de amargura subía por su garganta y esas inevitables ganas de vomitar volvían a estar presentes, se agachó y tapó su boca con sus manos evitando a toda costa vomitar lo que no había comido.
Solo se cuestionaba ¿Por qué había ido a ese lugar? Claro, penso en poder encontrar a ese niño de ojos negros risueño ahí, pero para su mala fortuna no lo encontró y encontró a otro hombre que le hizo recordar todo lo que el había olvidado, o más bien pensaba que había olvidado.

Escuchar su voz y el aroma a licor que le hizo entender a la mala que ya no tenía escapatoria, quería seguir limpiando su cuerpo, seguía sintiéndose sucio y eso no era lo peor, por una extraña razón la marca en su nuca ardía, nunca antes le había pasado y ¿por qué ahora? No entendía, le molestaba a tal punto que lo único que quería era arrancarla de su cuello.

¿Porque todo lo malo debía sucederle a él? Eso no lo entendía, no entendía por qué él tuvo que ser violado con tan solo 15 años, por qué tenía que tener una marca, porque no podía ser una persona "normal", eso le molestaba.

Se levantó y volvió a limpiar su cuerpo sin importarle cuánto le doliera al sentir la fricción de la esponja en su cuerpo, o si su piel estaba tan roja que provocaría una herida, quería sentirse limpio aunque él ya no lo estuviera.

Sus lágrimas seguían cayendo sin control y su poca paciencia la estaba perdiendo, el recuerdo penetrante de las voces o más viendo ho de su voz lo estaba mortificando, lanzó la esponja y se desplomó en el suelo mientras que el agua caía sobre su cuerpo, estaba mareado y el estar tanto tiempo en la ducha no le había ayudado.
Pero no le importaba, solo quería que el agua se llevará todo su sufrimiento y malos recuerdos.
Cerró sus ojos para relajarse, quedándose dormido aún con el agua cayendo por su cuerpo.

☆∴。 * ・ ゚*。・゚★。


El teléfono de Takemichi vibraba en el interior de su chaqueta, el Omega no lo sentía ya que estaba en el baño dormido; un hombre de gafas que lo llamaba incontables veces se estaba desesperando al no tener respuesta del ojiazul, cansado de no saber nada, tomó las llaves de su casa y de su auto, mirando a su acompañante que entendió rápidamente lo que haría, levantandose y yendo tras él cual perro faldero, ambos emprendieron camino hacia el departamento de este.

-¿Qué pasa?

-Callate, tengo un mal presentimiento, llama a Remi y pregunta si está Takemichi con ella.

Ordenó el de gafas, a lo cual el otro solo obedeció.

Los minutos pasaron rápido antes de llegar al complejo de departamentos donde vive el Omega, subieron hasta el 7° piso llegando hasta la puerta de departamento 356A, el hombre más bajo golpeaba la puerta, pero no había respuesta alguna, el otro lo miró y tocó el hombro del de gafas y comenzó a ir de caballazos hacia la puerta, tratando de no hacer mucho ruido, algo que era imposible cansando y dándose cuenta del semblante de su acompañante, con una sola patada abrió la puerta; el sonido de la puerta al ser tumbada hizo que los vecinos de este salieran de sus departamentos, observando a dos hombres, uno con gafas y el otro era muy alto.

-Aquí no ha pasado nada, entren a sus departamentos, ahora.

Sentenció el más alto con una sonrisa bastante macabra, lo cual hizo que los espectadores desaparecieran de su vista.

-Sabes que asustas a las personas o ¿No?

-No me interesan ellos, me interesa Takemichi.

Dice y entra dejando al de gafas afuera del lugar; ambos hombres escuchan como el agua cae y se dirigen de inmediato al baño, ambos quedan perplejos al verlos en el suelo de la ducha mientras que el agua cae sobre el.

𝗕𝗲𝗮𝘂𝘁𝗶𝗳𝘂𝗹 𝗯𝗼𝘆. [Terminada.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora